Las flores amarillas, con su vibrante color y profundo significado, han sido durante mucho tiempo portadoras de alegría, amor y amistad en diversas culturas a lo largo de la historia. Sin embargo, en el mes de septiembre, y más específicamente el día 21, estas flores adquieren un valor simbólico aún más profundo. En Bolivia, en particular, esta fecha se convierte en una celebración de múltiples aspectos de la vida, desde el inicio de la primavera hasta el amor y la juventud.