Pavitos y apocalípticos agoreros
En septiembre de 2008 mientras analizaba el proyecto de constitución del Estado Plurinacional advertía la consolidación del socialismo en Bolivia, en esa época escribí un artículo denominado: “Bolivia en potencia y acto” donde resumía los peligros socialistas a los que nos condenaba esa norma si era aprobada. Advertía que se planeaba nacionalizar la propiedad privada por medio del sistema económico nacional-productivo, que se denominaba eufemísticamente economía plural, el cual planeaba hacer crecer las pequeñas y medianas empresas para posteriormente nacionalizarlas: “Con el crecimiento de las pequeñas y medianas industrias tendremos la base del socialismo: proletarios. Los empresarios propietarios sólo conservarán la titularidad con el debido permiso del Estado, siempre y cuando sean fieles, serviles y cómplices revolucionarios y se sometan a los designios para vender o comprar al precio que determine la agencia burocrática, ‘precio justo’. La economía, el comercio, los precios, las importaciones y exportaciones estarán totalmente controladas y planificadas por el Estado”. Fuimos calificados como “apocalípticos agoreros”.
Posteriormente, en octubre del 2013, puse nombre a esa idea y la denominé: “Un tipo de pavo inductivista”. Haciendo alusión a la paradoja del socialista Bertrand Russell, indicaba que la estrategia envolvente del gobierno radicaba en engordar las empresas, como engorda un pavito que sale del cascarón y nota que el granjero todos los días le da su alimento a la misma hora, día laboral o feriado, llueva, haga frío o calor; así va creciendo y engordando de tal manera que ve al granjero de manera amistosa, hasta siente ternura y admiración por semejante buen hombre y saca su conclusión: “Siempre como a las 9 de la mañana”. Pero ¡ay! Se demostró de manera indudable que esta conclusión era falsa cuando, la víspera de Navidad, en vez de darle comida, le cortaron el cuello.
Recuerdo que a mediados del año 2012 escribí una nota llamada: “Ametex: ¡Libre comercio para Bolivia!”, donde denunciaba la mañosa transición de una empresa privada a pública como augurio de lo que podía pasar en el futuro, robo y saqueo, por motivos ideológicos estamos llevando no sólo a las empresas sino a este país a la quiebra. En otra nota llamada: “La industrialización de Bolivia” de octubre de ese año, exponía el mismo caso, Ametex pasó a llamarse Enatex una empresa que batía records en producción, pasó a ser pública y ahora es una empresa nacional en quiebra, un chiste de empresa que ha tenido de gerentes a cineastas y relacionistas masistas, que no pudo pagar siquiera los sueldos de sus empleados.
Todas estas son consecuencias previsibles cuando se aplican las mismas reglas del socialismo, aquel sistema que según F.A. Hayek actúa mediante la: “abolición de la empresa privada y de la propiedad privada de los medios de producción y creación de un sistema de ‘economía planificada’, en el cual el empresario que actúa en busca de un beneficio es reemplazado por un organismo central de planificación”, las leyes que se están promulgando progresivamente bajo el paraguas constitucional nos están conduciendo hacia el camino de servidumbre, donde los amos son los gobernantes y dirigentes sindicales.
El infierno fiscal, la rigidez de las normas laborales, las medidas de economía populista como el doble aguinaldo y el incremento de salario mínimo nacional solo crean desempleo y quiebra de las empresas, informalidad y precios altos, los precios altos provocan escasez y la escasez, hambre.
El autor es representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa (ILCE).
Columnas de LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR