El éxodo venezolano
Experiencia propia vivida cuando García Meza ordenó nuestra detención, primero, y luego la expulsión de Bolivia a los pocos días. En Buenos Aires Augusto Comte McDonald nos puso el hombro para obtener de la ONU (Acnur) el reconocimiento como “refugiados”, por tanto calificados para buscar un tercer país que nos acogiera para merecer todo el apoyo como “sus propios ciudadanos”, en un marco garantizado de libertad y derecho.
El episodio corresponde a la década de los 80, consecuencia del golpe de Estado del 17 de julio que provocó para deponer a Lidia Gueiler primera, mujer boliviana en alcanzar la presidencia constitucional, si bien por un período de transición suficiente para convocar a elecciones y elegir un nuevo gobierno, que presidió Hernán Siles Zuazo a quién el militar impidió la toma del mando.
Sin salir de la sorpresa me acogí a la protección del Acnur (documentado en mi libro Gotemburgo Destino Final) que me preguntó dónde deseaba residir con mi familia. Solicitamos a España, habida cuenta del origen gallego de mi padre Bernardino, luego Italia “porque deseamos educar a nuestros hijos en la fe católica” y en tercer lugar me dieron a elegir entre Suiza o Suecia, por cuanto Acnur disponía de algunos cientos de plazas tratándose de principio de año, febrero de 1981. Suecia respondió afirmativo a nueve días de presentada la solicitud concediéndonos visas de estadía y de trabajo en principio por un año. Período difícil, separada la familia entre Argentina y Bolivia, tomó varios meses hasta cuando Acnur, con el soporte de Lufthansa, reunificó al grupo en Río de Janeiro, camino a Hamburgo y Suecia.
He tomado el relato para ilustrar el drama que ahora mismo están padeciendo cientos de miles de venezolanos angustiados por encontrar un sitio en Perú (700 mil), en Colombia (500 mil) en Brasil, Chile, y otros países que felizmente les han abierto las puertas y atienden con generosidad y premura las necesidades de este éxodo que después de Chile con Pinochet es el más dramático y numeroso de la historia contemporánea.
Acnur recibe fondos de las naciones que han suscrito acuerdos humanitarios, de ciertas fundaciones y organizaciones altruistas, de empresas y emprendimientos que dan de sí al fondo y de personas particulares: algunos actores famosos y filántropos anónimos que hacen posible esta asistencia con alimentos, medicinas, ropa, vivienda que por el volumen del éxodo resulta insuficiente conforme expresaron los embajadores en la reciente asamblea abierta en Nueva York. El desgobierno de Maduro ha puesto en serias dificultades a muchos países que están soportando esta angustia colectiva.
El autor es periodista
Columnas de MAURICIO AIRA