Los que dicen y no dicen las encuestas
Sin ninguna información técnica, que debía estar a cargo del principal responsable, recientemente se han divulgado los resultados de una encuesta; luego comentada por varios analistas conocidos, en un canal de televisión, (Unitel).
Se ha dicho que esos datos no tienen validez predictiva; son como una fotografía de un momento determinado. Pero con todo, marcan indicios y tendencias; son fuentes de información muy valiosas. De esos datos arranca el primer pronóstico electoral.
De esa forma, los encuestadores y candidatos ingresaron con un gesto de solemnidad al baile electoral, son parte importante del proceso. Han empezado a realizar su trabajo no obstante que la pandemia todavía está entre nosotros. A los partidos les es muy útil; les muestra el camino a seguir en la campaña; les informa dónde está el voto duro del rival, y también dónde deben realizar el mayor esfuerzo para conquistar el voto de los indecisos.
Los analistas tocaron varias veces el concepto del llamado “voto útil”; se beneficiaría con él el partido más próximo. Es un voto funcional, hecho de cálculo y de esperanza. Para que sea tal, es plausible suponer que el elector tenga cierta conciencia política y sea capaz de leer correctamente la realidad del país; puede no estar de acuerdo con la persona, pero por ahora, y dadas las circunstancias, no avizora otra opción mejor.
Si se mira el cuadro completo, parece que estuviéramos replicando la experiencia recién pasada; alguien oficiaba de líder en la lista, seguido por otros de distinto apoyo. Entonces se hablaba también de los votos duro y útil; ninguno esperaba poder vencer al cabecilla, por eso disputaban entre ellos el derecho de competir en la segunda vuelta. En política, como casi en todo, no hay que decir de esta agua no he de beber; tampoco nadie puede estar seguro de no decir nunca que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.
El MAS aparece en las encuestas como el potencial ganador de las elecciones; ¿A tanto alcanza su “voto duro”? Por todo lo malo que ha hecho durante los 14 años, el árbitro debería echarlo fuera, con una tarjeta roja; moral y políticamente está descalificado. Pero vivimos en el typical país donde todo sucede. El TSE, por su debilidad institucional, ha soslayado la amenaza de una posible convulsión social y ha preferido acogerse a la prudencia permisiva. No lo ha expulsado, y ahí los tenemos a los candidatos del MAS entre los otros, como si ningún delito se hubiese cometido en el gobierno de ese partido; que el fraude, la corrupción y el narcotráfico solo son ficciones.
El jefe de campaña, ese que oficia de tal a control remoto, eligió el camino más promisorio para volver; quería ser senador por Cochabamba. Aunque todavía no está completamente cerrado el pleito, ahora le será más difícil. Entre tanto, sigue y suma su frondoso prontuario personal. Varias de sus víctimas, las quinceañeras que seducía prevalido de su poder político, son más nobles que él, todavía le son fieles. Están calladitas.
El autor es columnista independiente
Columnas de DEMETRIO REYNOLDS