Sanciones duras para los gestores del club, que lleguen incluso al descenso administrativo de categoría, y la obligación de implantar en los estadios una seguridad profesional altamente cualificada coordinada con los cuerpos de seguridad del Estado son la receta de los expertos para evitar la eventual "muerte del fútbol chileno", víctima de la violencia descontrolada de las barras, que este fin de semana sumaron un nuevo "capítulo negro" con la suspensión del clásico universitario.