Elecciones Urnas electrónicas: el avanzado sistema de votar de los brasileños
El sistema electrónico de votación que se utilizará en los comicios de hoy en Brasil ha estado en el ojo del huracán debido a la desconfianza sembrada por el presidente-candidato Jair Bolsonaro.
Desde el año pasado, cuando los sondeos comenzaron a dar como favorito para las elecciones al exmandatario Lula da Silva, el líder de la ultraderecha ha asegurado que el sistema puede ser objeto de fraude, aunque no existe una sola denuncia en 26 años de funcionamiento.
¿Cómo surgieron?
El voto electrónico fue implementado en pro de la simplificación y la rapidez, y en parte para combatir el fraude.
Los brasileños votaban previamente en papeletas, en las que debían tachar una casilla o escribir el nombre del candidato de su preferencia, dependiendo del tipo de elección.
En un país con 14% de adultos analfabetos, el sistema era caótico. Los escrutinios eran frecuentemente engorrosos y podían tardar varios días.
“Siempre había problemas, algunas papeletas eran ilegibles, los votantes tachaban fuera de la casilla. (...) Y eso anulaba el voto”, explicaba a fines de agosto último a la Afp
Henrique Neves da Silva, exmagistrado del Tribunal Superior Electoral (TSE).
También “había muchos fraudes: papeletas en blanco eran rellenadas durante el escrutinio”.
Las primeras
Con ayuda del Ejército, expertos informáticos desarrollaron el primer modelo de urna electrónica usado en 57 ciudades en las elecciones municipales de 1996. La utilización de máquinas para sufragar estaba prevista en el Código Electoral de 1932.
El ensayo en las municipales de 1996 fue exitoso y 67% de los votantes utilizaron estas máquinas en los comicios presidenciales de 1998. El voto en papel se abandonó por completo en las elecciones siguientes.
A partir de 2008 se introdujo paulatinamente un sistema de identificación del votante por medio de huella dactilar. Las urnas han recibido varias actualizaciones y mejorías técnicas.
Brasil es uno de los 23 países del mundo que usa urnas electrónicas en elecciones generales, según el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA).
Otros 18 las usan en comicios regionales.
¿Cómo son?
Parecidas a una calculadora gigante, las urnas electrónicas cuentan con una pantalla, un teclado numérico, dos botones para corregir o confirmar el número del candidato elegido y otro adicional para votar directamente en blanco.
Cada urna es una máquina electrónica cerrada, que cuenta con fuente de energía, un procesador y un programa informático impenetrable. Un detalle importante: la urna electrónica no está conectada a internet y carece de mecanismos que posibiliten su conexión a redes.
“Es una máquina muy simple con una única función: contar los votos”, dice Neves da Silva.
¿Cómo funcionan?
Las máquinas disponen de un teclado numérico.
Cuando los votantes presionan el código de dos cifras de su candidato elegido, por ejemplo, el 22 en el caso de Bolsonaro, el 13 en el de Lula.
Una vez ingresado el número, la urna muestra en la pantalla el nombre, partido y foto del candidato para que el votante confirme su voto o lo corrija si ha cometido algún error.
¿Son seguras?
Cada una de las urnas tiene una tarjeta de memoria interna que almacena los votos de forma encriptada con el objetivo de garantizar la seguridad de la información y prevenir el fraude. El puerto USB está protegido con un lacre hasta el cierre de la jornada de votación.
Para reforzar la seguridad, las autoridades electorales invitan recurrentemente a piratas informáticos para que traten de encontrar vulnerabilidades en el sistema, con el propósito de subsanarlas antes de las próximas elecciones.
Escrutinio general
Al cierre de las votaciones, se imprimen cinco copias del boletín de urna —lo que en Bolivia conocemos como acta electoral—, con los resultados, que son cotejados y firmados por los miembros de la mesa y los observadores.
En estas elecciones, por primera vez y como reacción a las críticas de Bolsonaro, los boletines serán publicados en internet, para que cualquier persona o institución pueda realizar su propio recuento.
Después de imprimir el boletín, el presidente de la mesa extrae de cada urna la memoria con los resultados —una copia de la misma queda dentro de cada urna como respaldo
— y la remite a un centro electoral.
Allí se verifica su autenticidad para luego transmitir los datos a la sede del máximo tribunal electoral mediante una red privada y encriptada.
En las regiones recónditas, como la Amazonía, se puede usar una conexión satelital.
En la sede del TSE, una supercomputadora suma todos los votos emitidos en todo el país y los publica de inmediato.
El resultado rara vez tarda más de dos horas en conocerse, en un país de dimensiones continentales con más de 156 millones de votantes inscritos.
Auditorías
De acuerdo con el TSE, el proceso electoral es abierto “a más de un centenar de entidades”, entre las cuales los diferentes partidos políticos, el Congreso, la Fiscalía, la Policía
Federal y organizaciones privadas, educativas y de la sociedad civil.
Todas ellas y cualquier ciudadano que lo desee puede hacer parte de las “numerosas” oportunidades de auditoría y supervisión que existen antes, durante y después de las elecciones.
A petición de Bolsonaro, las FFAA se suman este año a las organizaciones que participan en todo el proceso de auditoría de las urnas y hasta hicieron sugerencias, algunas de las cuales acatadas por la autoridad electoral.