Bolivia necesita resucitar
Ahora que ya nada funciona en Bolivia, que no hay combustibles ni alimentos, que las instituciones democráticas están destruidas, ¿se habrá cumplido el proyecto de los dirigentes del MAS y partirán a dar cuenta de su hazaña a sus mandantes, que seguramente han de ser extranjeros?
Luis Arce está en San Petersburgo en una cita que ya se conoce en el mundo como la reunión de los “hijos de Putin”, aludiendo al presidente ruso cuyo único mérito fue haber sido alto funcionario de la tenebrosa KGB, la policía política de la dictadura soviética.
Quizá Arce no tenga tiempo para dar su informe, porque Putin está ahora empeñado en amenazar al mundo occidental, del que Bolivia forma parte por geografía, aunque no por la ideología del MAS.
Curiosa misión la que han tenido los masistas, porque eso de destruir países no es una tarea que hubieran cumplido otros, excepto los mongoles hace mil años, comandados por Temuyín, el primer Gran Kan que tuvieron.
Como hordas furiosas, los masistas llegaron en 2006 con la tarea, se puede observar ahora, de interrumpir el proyecto de la creación de la nación boliviana, que estaba muy avanzado.
Lo que hicieron fue cortar el avance de ese proyecto y crear no una nación, sino 36 pequeñas e imaginarias naciones que estaban en la cabeza de asesores españoles, ahora empeñados en destruir España, el país que ensanchó el mundo.
Esa tarea quedó en el vacío, porque nadie sabe qué pasó con esas pequeñas naciones, si existen realmente, si tienen instituciones, democráticas o no, o si sólo sirven para que los asesores su ufanen de haber logrado un sinsentido.
Lo más importante para los masistas era destruir la economía y a eso se dedicaron con todo empeño, una tarea que, dieciocho años después se puede decir que está cumplida a total cabalidad.
El país que era llamado por los vecinos la “Bolivia saudí”, que se proponía exportar gas natural hasta Estados Unidos, cayó en las manos de estos destripadores que han hecho las cosas de manera meticulosa, sin descanso.
Cuando ellos llegaron al poder, Bolivia importaba 20% del diésel necesario para atender la demanda, pero ahora debe importar 80%. Del proyecto de exportar gas natural a Estados Unidos se pasó a la triste realidad actual, en que la producción apenas abastece la demanda interna y terminará agotándose en dos años.
Los surtidores desabastecidos, los mercados desprovistos, mientras sólo crecen las exportaciones de cocaína.
Pero se respira en el ambiente la decisión de los bolivianos de extirpar este cáncer y poner al país de pie, otra vez.
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Columnas de HUMBERTO VACAFLOR GANAM