Si de mujeres hablamos
“El mayor pecado para la sociedad es la independencia de pensamiento” decía Emma Goldman. Es lo primero que se refleja al conversar con Marita Kent Solares y advertir que ha hecho un largo trayecto hacia la libertad personal. Fue criada en escuelas de monjas en Sucre y Tupiza y tuvo una niñez atípica en su medio social, por el trabajo de su padre, ingeniero metalúrgico que le exigía vivir lejos de su familia.
Al casarse muy joven con el Dr. Julio Garrett, político y diplomático boliviano, deja temporalmente sus sueños de continuar estudios superiores en la universidad.
La vida política de su esposo, los obliga al exilio en Buenos Aires por un largo periodo, tiempo que ganó en disfrutar de una biblioteca selecta en la casa que alquilaban.
A su retorno al país, cuando sus hijos bordeaban la adolescencia decide que es el momento de retomar sus estudios. Elige la Carrera de Historia y el contacto permanente con ideas, libros y pláticas intelectuales la lleva a trabajar de cerca en investigaciones sociales con personalidades de elevada condición intelectual, el historiador, Don Alberto Crespo y el comunicador social, Luis Ramiro Beltrán.
El contacto con estos personajes la ayudaron a afianzar el valor de sí misma, afinar sus capacidades intelectuales y enfilar sus metas profesionales. De esta manera, fue parte del equipo editorial que realizó desde la Carrera de Historia de la Universidad Mayor de San Andrés, los Cuadernos de Historia. Los Bolivianos en el Tiempo, de amplia difusión.
La vida no iba a dejar de sorprenderla. Cuando se presenta a la convocatoria para ser parte de la Corte Departamental Electoral de La Paz lo hace convencida de que las mujeres pueden aportar a la construcción de una democracia más sólida y una ciudadanía participativa. Estuvo por diez años en la Corte Departamental como Vocal de las áreas de Educación Ciudadana e Informática donde desplegó una intensa labor en el Programa de Educación Cívica y Ciudadana, Comunicación y Capacitación con énfasis en los maestros y estudiantes de secundaria del país. Producto de este trabajo fue el Manual de Información para la Democracia, para la consolidación de prácticas democráticas.
Otra faceta de Marita Kent es la de empresaria. Es una empresaria incansable que cree en una Bolivia próspera, donde el bienestar sea consecuencia de un desarrollo sostenible e inclusivo.
La cafetería “Kuchen Stube”, ubicada en el tradicional barrio de Sopocachi, de la que se hizo cargo en 1998 es un proyecto de responsabilidad social y empresarial comprometido con la remuneración justa y promoción de sus empleadas.
Marita es una firma convencida que creer en el país va de la mano de las oportunidades que involucran a otras mujeres Por eso, persiste con su empresa y crea trabajo y oportunidades.
Pero, también, tiene confianza en apostar por regiones donde el desarrollo aún no despega con la fuerza necesaria. De ahí, su interés de que en la zona rural de Sucre exista un hotel con visos de parador rústico que compagine el turismo sostenible con el amor por la naturaleza y la vida al aire libre. Es uno de sus proyectos más ambiciosos y confía en que los miembros jóvenes de su familia sean parte de esta nueva iniciativa.
Ella tiene la fuerza y la determinación de las mujeres que no se rinden, que construyen país con la serenidad de los que piensan que hacer tiene un valor superior a decir.
El desafío de las normas establecidas y su lucha por un lugar en la esfera pública es un ejemplo de que se debe intentar llegar a donde se desea, a pesar de sí misma y del mundo.
La cantautora estadounidense Joan Baez, afirma “solo podemos decidir cómo vamos a vivir”. Es lo que ha hecho Marita Kent.
Columnas de NELLY BALDA CABELLO