Voluntarios viven una travesía para censar en Sipe Sipe y Vinto
Caminatas y viajes de hasta más de una hora, son algunas de las experiencias que vivieron los agentes censales que se trasladaron a las áreas dispersas de los municipios de Sipe Sipe y Vinto.
A diferencia de los censistas, que fueron designados para llenar las boletas censales en el área urbana, algunos voluntarios que cumplieron con su deber en las zonas rurales tuvieron que sortear mayores dificultades. Este fue el caso de Franco Apaza, un agente censal que se desplazó a las comunidades de Milloma y Muñani para recoger los datos demográficos de familias íntegras que se dedican a la agricultura y hablan en quechua.
La jornada para el voluntario arrancó a las 6:30 y el viaje se prolongó debido a que el vehículo en que se trasladaba se plantó por varios minutos. Sin embargo, su voluntad y la de el entusiasmo de sus compañeros por cumplir con la responsabilidad asumida lo motivó a no rendirse.
El voluntario relató que el recorrido fue una experiencia singular, primero por la distancia y segundo porque tuvo que lidiar con la susceptibilidad de los pobladores, quienes cuestionaban el llenado de la boleta con lápiz.
Las observaciones fueron similares en Suticollo y otras comunidades de Sipe Sipe, según se pudo verificar en un recorrido. Algunas personas comentaron que el uso de lápiz les generó desconfianza porque durante el censo de 2011 se empleó bolígrafo.
Agotado pero feliz de ser parte del censo, así describió su experiencia Franco, quien concluyó con su trabajo a las 19:00 horas.
Otra de las dificultades que enfrentaron los censistas en el valle bajo fue el rechazo de algunas familias, situación que se visibilizó en la falta de atención a los agentes censales o directamente en comentarios de que no estaban dispuestos a responder el cuestionario censal.
Aunque la vigencia del auto de buen gobierno con restricciones para actividades comerciales y la circulación de vehículos hizo que la carretera al occidente del país luzca como un desierto, en vías secundarias los comunarios se dieron modos para desplazarse en motocicletas, bicicletas y caminando para atender sus cultivos y alimentar a su ganado, según los testimonios de la gente.
Si bien, algunos pobladores burlaron los controles de la Policía, varios conductores del transporte pesado no corrieron con la misma suerte debido a que el auto de buen gobierno los alcanzó en la carretera troncal, motivo por el que optaron por estacionar sus motorizados en el retén de Suticollo y alojarse en los hostales de la zona para reanudar su viaje este domingo, según se verificó.
Durante el recorrido también se observó que las familias aprovecharon las restricciones para limpiar sus aceras y compartir alimentos.
En Vinto el panorama fue similar y el Censo de Población y Vivienda se llevó a cabo con normalidad y de forma pacífica. El alcalde Alfredo Lucana dijo que se aguarda los resultados con bastante expectativa y comentó que no hubo incidentes relevantes que empañaron la jornada.
Entre las observaciones de los vecinos del casco viejo de Vinto llamó la atención que algunos se quejaron por esperar al menos cinco horas a los censistas y la falta de control de la Policía porque en algunos barrios la gente convirtió las calles en canchas de fútbol o espacios de esparcimiento.
Otros municipios
Tiquipaya y Colcapirhua fueron los otros municipios en los que se desarrolló el censo sin inconvenientes y en el que los controles para vigilar el cumplimiento de las restricciones fue intenso.
Aunque ambos municipios arrastran disputas por límites no se reportó ningún enfrentamiento, ni se obstaculizó el trabajo de los censistas, según los informes preliminares de la Policía.
Ante este panorama, algunas autoridades ponderaron la actitud de los vecinos, quienes recibieron a los censistas con amabilidad e incluso se animaron a ofrecerles agua y alimentos para que concluyan su deber sin carencias.