Sucre, capital plena
Durante toda esta campaña electoral estuve esforzándome por evitar meterme en cuestiones políticas. Llevo como 30 años aguantando que los opositores me crean oficialista y que los oficialistas me consideren opositor. Las acusaciones suben de tono con la proximidad de las elecciones y juro que, a estas alturas de la vida, mi capacidad para aguantar imbecilidades se ha reducido a niveles escuálidos.
Sin embargo, cuando las estupideces de los políticos se meten con verdades de Perogrullo, peor si se trata de la historia, cedo a la tentación así que… aquí voy:
El asunto es ni más ni menos que la capitalidad. Cuando fue candidato a la vicepresidencia, el ahora presidenciable Carlos Mesa admitió que Sucre es la capital de Bolivia y, por lo tanto, era –y es– justiciero devolverle esa condición a plenitud, restituyéndole su condición de sede de los poderes ejecutivo y legislativo.
El oficialismo está aprovechando el asunto para destrozar a Mesa en La Paz, que es uno de sus principales bolsones de votantes. El comité cívico Pro Departamento de La Paz, que dice hablar a nombre de las 20 provincias y 87 municipios de esa heroica región, asume una obvia posición política y le conmina a que aclare sus “oscuras intenciones”.
Subrayando que me importa una molécula de gas la posición que asuma Mesa, yo me pregunto: ¿qué tiene que aclarar?
Para los que quieran leer, por lo menos un poco, la historia enseña que la hoy ciudad de Sucre fue, desde siempre, la sede de las decisiones trascendentales en el hoy Estado Plurinacional de Bolivia. Fue la sede de la Audiencia de Charcas y, fundada la República, se convirtió en la capital del país. ¿Hay alguien que se atreva a rebatir eso? Claro que no. Esa es una verdad de Perogrullo.
Tanta verdad hay en la capitalidad de Sucre que todas las constituciones, desde la bolivariana hasta la plurinacional, reconocen esa condición. El parágrafo primero del artículo 6 de la Constitución Política del Estado dice, textual y taxativamente, que “Sucre es la Capital de Bolivia”; entonces, ¿qué es lo que se tiene que aclarar?
Desde luego… Mesa, en su condición de candidato, dijo entonces, en aquella campaña, como también lo hace ahora, lo que sus auditorios querían oír. Eso se llama demagogia, pero analizar esa conducta es otra historia.
Lo que me sorprende es que La Paz pida aclaraciones. ¿De qué? Si Mesa, silla, banqueta, Chí, Morales, Ortiz, Patzi, Lema, Cárdenas o cualquier otro ciudadano dicen que Sucre debe recuperar la plenitud de su capitalidad, lo único que estará haciendo será reconocer la justicia. Cualquier otra actitud en contra es anacrónica y cavernícola.
El autor es periodista, premio nacional en historia del periodismo
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA