Cuánto más lees, más sabes
De acuerdo con el registro ISBN, Uruguay tiene 6,5 títulos por cada 100.000 habitantes, Argentina tiene 6,3, Chile 4,4, Brasil 4,2; y Bolivia 1,3.
Según un análisis efectuado por escritores paceños tres de cada 100 bolivianos lee dos libros al año, mientras que en Europa cada persona lee entre 25 a 30 libros al año. Algo más cerca, en Chile y Argentina, el promedio de lectura es de 5,4 y 4,6 libros.
Leemos poco. Y sucede, a veces, que ni siquiera terminamos de leer el único libro que llegó a nuestras manos.
Sin embargo no todo es tan pesimista. Ayer concluyó la 13ª Feria Internacional del Libro de Cochabamba a la que asistieron 40 mil personas, entre ellas muchos niños ávidos por leer y jalonear a sus padres de un puesto al otro, buscando aventuras y narraciones que los lleven a mundos fantásticos.
Porque eso es la lectura. La posibilidad de visitar lugares impensados, o sitios históricos, sin movernos de un cómodo rincón,desde donde colocamos voces a los personajes, habitamos los castillos por donde se mueven o peleamos con fieros dragones.
O bien acompañamos al espía taciturno, caminamos por las calles de Bagdad bajo la mirada del francotirador, o sufrimos con la atribulada ejecutiva que no sabe si usar sus tetas o sus neuronas para ascender en el escalafón laboral.
Leemos, además, para aprender sobre neurología, psicología, biología o cualquier otra rama del saber y mientras más leemos, entendemos que sabemos poco, pero sabemos más que ayer.
Ahí está Ilusiones de Richard Bach donde sin abundar en taoísmo, cristianismo, o budismo zen, el autor sorprende al lector con una pregunta que parece sencilla pero que, sin embargo, es difícil de responder: ¿Qué haríamos si Dios nos ordenase ser felices durante toda la vida?
Junto con Bach está El Principito de Saint Exupery y el otro Príncipe, no tan cándido como el primero. Están los laberintos y los tigres de Borges, o las mujeres valientes de Esquivel. Los apesadumbrados personajes de Lema, o los enloquecidos de Paz Soldán, junto con los paisajes alucinantes de Piérola.
Hay mucho, muchísimo por leer. Sobre todo por placer, pero también por saber. Porque como dice Guido Alejandro Arana “la lectura tiene una importancia fundamental en la formación integral de las personas. El Estado debe apostar para que la difusión de los libros y la lectura alcancen a las mayorías ciudadanas. Sólo los pueblos ilustrados conocen su pasado, viven con plenitud el presente y están mejor preparados para afrontar los desafíos del futuro. La lectura despierta la mente, educa, aporta conocimientos, proporciona placer, interpela, enriquece y, por sobre todo, nos hace mejores seres humanos”.
La autora es periodista y máster en comunicación empresarial
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER