La Covid y la nueva sociedad
En la búsqueda “casos Covid en el mundo” en Google, teníamos, el 25 de septiembre de 2020, 32,4 millones de personas infectadas y 985 mil muertes. La población mundial actual es de 7.700 millones de habitantes, lo que quiere decir que el 0,4% de toda esa gente se ha contagiado, y el 3,04% ha muerto.
La definición de pandemia es: “enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región”. Si comparamos la definición del término con los datos estadísticos, los números no son alarmantes. Sin embargo, las medidas que se tomaron para contener la pandemia han sido extremas, no condicen con un porcentaje tan bajo de contagio.
¿Habrá otros motivos para justificar las cuarentenas y el control, casi absoluto, de la población mundial?
Byung-Chul Han, filósofo surcoreano, nos dice que en las crisis las personas buscan nuevos líderes, que del miedo se alimentan los autócratas, que este contexto de pánico y encierro nos está llevando hacia un régimen de vigilancia biopolítica. Los civiles tendrán menos libertades, la sobrevivencia será el miedo colectivo y los gobiernos impondrán más vigilancia. El vecino, el otro, es el enemigo y el distanciamiento, el confinamiento y la soledad son las condiciones de supervivencia.
La demanda del Parlamento italiano a Bill Gates, en la que pide que el “filántropo” sea procesado por crímenes contra la humanidad, dice que es parte de una élite multibillonaria que gobierna el mundo y gesta mentes anestesiadas, nos impone la libertad condicional para satisfacer a un capitalismo financiero representado por la OMS y financiado por Gates. Va desarrollando planes de despoblación y control dictatorial en la política global (vacunas). El deep State o esta élite planetaria (grupo Bildeberg) del cual forma parte Gates, busca el control total, generar esclavos, violar la soberanía de los pueblos, etc.
Daniel Estulin, investigador y orador lituano, afirma que los dictados draconianos del FMI y de los liberales buscan la pérdida de ahorros y empleo. Los poderes del capital financiero apuntan a crear un sistema mundial de control financiero privado que domine el sistema político de cada país y la economía del planeta. Este sistema está controlado de manera feudal por los bancos centrales, que llegan a acuerdos secretos concertados en reuniones privadas (Bildeberg). A través de deudas externas se dibuja el escenario que permita destruir los Estados naciones soberanos para lograr la implementación indefinida de una gobernanza global.
Estamos viviendo un cambio paradigmático, vamos del quinto tecno paradigma, que es el posindustrial, al sexto, que es un mundo transindustrial (robótica, inteligencia artificial, alta tecnología) que no requiere del ser humano. El objetivo es reducir el crecimiento demográfico sin perder dinero, es por ello que, Bill Gates (entre otros), tiene la necesidad de reducir la población creando las condiciones para una crisis económica, destruyendo el sistema financiero, implementando una desregularización draconiana para tomar el control de todas las industrias disponibles, generar conflictos regionales entre grupos étnicos y, a continuación, ofrecer programas de ajustes estructurales a los sobrevivientes de esta crisis. Pero exigirán que aceptemos las políticas draconianas y maltusianas, de control demográfico, y así seremos un nuevo producto controlado y etiquetado del modelo liberal banquero financista planetario.
Este modelo del FMI, de la Reserva Federal de EEUU, el Banco Mundial, Gates, Monsanto, Rockefeller, etc. está basado en un crecimiento ilimitado que se impone a costa de los demás. Este modelo ilimitado no puede existir donde ya no hay donde crecer, ya no hay recursos naturales que permitan la sobrevivencia de las siguientes generaciones, por tanto, crea crisis para recuperar su posición a costa de la humanidad.
Estas medidas radicales de control y encierro que no coinciden con los datos estadísticos, serían modos de programación y gestación de un nuevo sujeto, una nueva sociedad: el sujeto dócil que aceptará todo con tal de sobrevivir. Esta nueva subjetivación, llena de miedo, permitirá su total manipulación y vulnerabilidad, encontrará su origen en discursos filantrópicos donde la ciencia está al servicio del poder.
Pandemia, cuarentena y esta crisis que estamos viviendo, deviene de una ciencia inútil, servil al poder y a los business. El discurso filantrópico esconde fines a través de instituciones y sus discursos.
El proceso de subjetivación nos da una idea de la contradicción entre las estadísticas y las medidas de control: un nuevo producto sujeto que se está gestando en este tiempo de crisis sanitaria.
La autora es licenciada en filosofía
Columnas de JAIRA RIVERA MAZORCO