Uno a cero, es uno a cero
Bien por el Wilster. El único gol al Colo Colo de Chile, de momento nos ha devuelto la alegría luego de los resultados electorales del domingo que nos han dejado idiotizados. Ha sido un rojo triunfo contundente sin opciones a reclamos ni vuelteos que, además, le ha encumbrado en el primer lugar en la tabla de clasificaciones del campeonato subcontinental de fútbol Libertadores de América.
Se gana y se pierde, así sea por un solo gol, es la lógica del juego, igual que en los resultados electorales que no dejan opción a reclamos. Se pierde en números y porcentajes, pero nunca en la resignación de ideales. Hay que seguir resistiendo hasta ver erradicada el ala del “talibalismo masista”, la doctrina extremista cuya idea de sociedad está basada en interpretaciones estrictas de lo que debe ser el masismo como sinónimo de cocalero, disfrazado en falsas ortodoxias socialistas. Ese talibalismo nos ha demostrado que es capaz de incendiar Bolivia, de jugar con la salud del pueblo bloqueando el recojo de basura, acciones de violencia brutal contra la vida misma de los seres humanos.
El talibalismo criollo crea falsos mitos, crea semidioses, pretende que su ortodoxia es la verdad, que son infalibles. Muestra en la televisión y en Internet la celebración a gritos de júbilo y vulgarmente brutales, la destrucción de puentes, los bloqueos carreteros, el incendio de instituciones del Estado. El talibalismo masista es una sociedad de hipócritas, de fariseos, de corruptos, de linchadores morales, que se expresan bajo apariencias nativas pacifistas. Impulsa aberraciones sexuales en menores de edad, protege y hasta estimula la pedofilia.
Manosea, somete y sofoca la libertad de expresión. La gestión de los medios de comunicación social estatal debe ser debatida en primera instancia y con urgencia, para reorientar su verdadero rol, que es estar al servicio del interés público, para evitar los cultos de dimensiones casi sagradas o religiosas de figuras políticas. Los medios, al ser tan importantes en la conducción de la sociedad por su inconmensurable poder de disuasión e influencia, deben pasar en su administración a manos de la sociedad y no quedar en manos del poder gubernamental. Ésta debe ser tarea inmediata del nuevo gobierno.
Sobre la realidad electoral, hay que decir que, aunque los resultados y conteos no sean favorables a los propósitos de alejar al MAS del escenario político, por lo menos se ha ganado en algo: se ha echado del poder al tóxico Evo Morales y a su cúpula corrupta a quienes, a estas alturas, no los toleran ni siquiera en su propio partido.
Habrá que estar atentos a la nueva gestión gubernamental del MAS. El presidente electo ha delineado algunos de sus propósitos, dejó entender que gobernará de diferente manera que Morales, habrá que esperar en medio de dudas e incredibilidad. Evo Morales también manifestó similares buenos propósitos al iniciar su trayectoria de 14 años. Se los creímos, pero desilusionó, dejó frustrados, asustados y cabreados a los bolivianos. El MAS no tendría, por nada del mundo, que volver a defraudar a ese 54 por ciento del electorado que le ha favorecido, el electo presidente no tendría que calzar los mismos zapatos su “hermano” Evo.
El nuevo escenario político que emerge de las elecciones del pasado domingo deja en claro que la oposición no ha podido revertir la hegemonía socialista del MAS, pese haber tenido un año para prepararse, encontrar alianzas o acuerdos. Los masistas, con alguna razón, dicen que fue un gran sopapo a toda la derecha boliviana y ya vislumbran que su poderío político podría quedarse por años al no encontrar oposición que lo resista.
Habrá que ir construyendo nuevos liderazgos bien preparados, que sean capaces de establecer consensos democráticos en el futuro escenario político del país. Mientras esperamos todo aquello, Viva el Wilster, el único equipo que nos da alegrías.
El autor es periodista
Columnas de JAIME D’MARE C.