Los árboles, importan mucho... y los dañamos
Los cochabambinos no parecen tener una idea clara de la importancia del medio ambiente, y más bien develan contradicciones entre el discurso y la práctica. Consideran que los árboles son “muy” importantes, pero es “la misma gente” la que los daña. Los parques y áreas verdes también son relevantes, pero más por su cualidad de reunir a la familia que por su factor ambiental, y la mayoría de los ciudadanos nunca participa de ninguna campaña ambiental.
El 84 por ciento de los cochabambinos asigna “mucha” importancia a los árboles, casi igual que en La Paz, donde este puntaje es concedido por el 83 por ciento, mientras que en Santa Cruz la misma opinión sólo llega al 62 por ciento. El 71 por ciento de los cochabambinos opina que los árboles son importantes porque purifican el aire, y el 23 por ciento le atribuye distintos beneficios ambientales. Un exiguo 4,5 por ciento destaca los árboles sólo porque dan belleza a la ciudad y prácticamente nadie (menos del 1 por ciento) cree que los árboles carecen de importancia. Estas respuestas, con algunos puntos de diferencia, son similares a las ciudades de oriente y occidente.
Sin embargo, cuando se consulta quién daña más los árboles, los cochabambinos responden que “la gente” en un 62 por ciento, o sea la misma población. Hay un 30 por ciento que culpa también a las constructoras y el restante señala a la Alcaldía y a Elfec. La tendencia es casi la misma que en La Paz, donde el 60 por ciento ve que es la misma gente la que destruye los árboles y el 30 por ciento señala a las constructoras. En Santa Cruz, la gente tiene algo menos de culpa, 54 por ciento, y en detrimento de las constructoras, 37 por ciento.
El porcentaje de personas que cree que los árboles no son importantes es mínima: menos del 1 por ciento en Cochabamba. La situación es distinta a Santa Cruz y La Paz, donde aparecen otros reclamos, como el que los árboles destruyen las aceras, crean inseguridad o ensucian con sus hojas.
Ante esta última posibilidad, el 83 por ciento de los cochabambinos prefiere limpiar la acera todos los días, el 12 por ciento corta las ramas y el 3 por ciento tala el árbol.
En La Paz, el 90 por ciento preferiría limpiar, y menos del uno por ciento elige la tala, mientras que los cruceños optan por la limpieza en un 74 por ciento, por la poda un 24 por ciento, y por la tala un 4 por ciento.
Poco participativo
Si bien los cochabambinos reclaman áreas verdes y parques, no dan de su parte para el cuidado. El 65 por ciento de los encuestados en el eje metropolitano de Cochabamba afirma no haber participado nunca en una campaña ambiental; el 18 por ciento lo hizo “hace mucho tiempo” y sólo un 15 por ciento tomó parte en alguna campaña ambiental durante el último año. De sujetarse al consuelo de “mal de muchos”, el compromiso de paceños y cruceños parece ser menor. En la sede de gobierno prácticamente el 80 por ciento no participa de las campañas, mientras que en la capital oriental esta apatía alcanza al 76 por ciento.
Para los cochabambinos, los parques y áreas verdes pesan más por su contribución familiar y social que por su impacto ambiental. Casi cuatro de cada 10 encuestados (38 por ciento) afirman que estos espacios sirven para pasear y reunirse con la familia. Quienes consideran que ayudan a disminuir la contaminación llegan al 22 por ciento, mientas que hay un 16 por ciento que los ve como sitios para descansar y relajarse.
La opción de ver a los parques como espacios para la familia es también mayoría en La Paz, con el 39 por ciento, y algo menor en Santa Cruz, aunque sigue siendo mayoría, con el 31 por ciento. Sin embargo, la importancia ambiental en estas otras dos ciudades es relegada a un tercer y hasta cuarto plano. En La Paz, aparecen en segundo y tercer lugar la respuesta de sitios para hacer deporte y para descansar, en ambos casos con 19 por ciento, mientras que en Santa Cruz, la opción del deporte aparece con un 17 por ciento, y recién con 16 por ciento, la calidad de la descontaminación.
Si de visitas a los parques se trata, la mayoría de los cochabambinos lo hace una vez por mes (35 por ciento), mientras que en segundo lugar aparecen quienes lo hacen una vez por semana (31 por ciento). Con porcentajes menores aparecen quienes aparecen una vez al año (15 por ciento), sin descartar a un nada despreciable 7 por ciento que afirma que nunca los visita.
La frecuencia aparenta ser baja si se la compara con otras ciudades como La Paz, donde la mayoría (37 por ciento) responde que visita los parques una vez por semana.
En Santa Cruz, hay un “virtual empate” entre quienes visitan los parques una vez por semana (35 por ciento) y una vez por mes (36 por ciento).
El 62 por ciento “sabe” que es “la gente” la que daña los árboles, aunque 30 por ciento culpa también a las constructoras
SELECCIÓN DE BASURA
El 55 por ciento de los cochabambinos responde que hace una selección de la basura antes de tirarla, lo cual parece ser un porcentaje elevado si se compara con Santa Cruz, donde la respuesta afirmativa a esta pregunta llega sólo al 38 por ciento y La Paz, 48 por ciento. En todo caso, en Cochabamba (suponiendo que las respuestas correspondan a la realidad de la práctica de los encuestados), aún queda un 45 por ciento que no clasifica su basura.
El criterio que más se impone es orgánico/reciclables/resto, modalidad elegida por el 50 por ciento. El 29 por ciento prefiere una selección más simple orgánico/resto y sólo un 19 por ciento se inclina por una clasificación más detallada orgánico/papel/plástico/vidrio/resto.
En cuanto a materiales, el 26 por ciento en Cochabamba afirma que recicla papel; el 15 por ciento, vidrio, y el 57 por ciento, plásticos.
Sólo el 1 por ciento aparta las pilas y el 2 por ciento recicla metales.
El 85 por ciento de los cochabambinos no realiza compostaje en su casa, aunque en La Paz y Santa Cruz esta negativa a la práctica alcanza al 95 por ciento.
El 87 por ciento de los cochabambinos no recicla ni reutiliza los alimentos. El 76 por ciento utiliza bolsas de plástico para comprar pan, aunque, del lado positivo, el 90 por ciento utiliza focos ahorradores.
ANÁLISIS
Cecilia Valenzuela y Verónica Zegarra
La llajta, cada vez más gris y menos verde
Cada vez que retornaba desde La Paz por tierra me sentía al fin en casa cuando empezaba a ver el verdor del valle cochabambino. Llegar a Parotani era estar en Cochabamba. No creo que pueda sentir más esa sensación. El paseo familiar a Pairumani era toda una aventura al pasar bajo el túnel de chillijchis centenarios, hoy reemplazados por edificios y paradas de trufis.
Cada vez la llajta es más gris y menos verde. Existen muchos argumentos. El más utilizado es el “progreso”, que, según la Real Academia de la Lengua Española (RAE) significa “avance, adelanto, perfeccionamiento”. Ahora quisiera que algún lector nos argumente dónde está el avance si hoy Cochabamba se sitúa como la decimotercera ciudad de 3.000 en el mundo con peor calidad atmosférica; o el adelanto, si la escasez de agua es inminente, y perfeccionamiento, si la planificación urbana sólo se ocupa de satisfacer las necesidades del parque automotor y no la de los ciudadanos.
Los cochabambinos reconocen que una de las principales funciones de los árboles en nuestra ciudad es la de purificar el aire, pero, contradictoriamente, también son ellos quienes incursionan en delitos matándolos o haciendo podas altamente dañinas, bajo justificativos banales como la limpieza de su acera.
No solo es el que realiza la acción, sino también el que no hace nada cuando es testigo de podas indiscriminadas, intentos de envenenamiento o talas ilegales; denunciar estos actos es nuestra obligación como ciudadanos.
Los árboles urbanos no sólo contribuyen a la purificación del aire, sino que también retienen el agua, ayudan a controlar la temperatura, captan partículas suspendidas en sus hojas, pueden brindar frutos, embellecen las ciudades, albergan mucha fauna y flora silvestre.
Finalmente se halla el servicio social: contribuyen a la creación de oportunidades de esparcimiento, recreo y educación, característica que los cochabambinos defienden sobre todo para pasear con la familia.
Un dato que llama la atención es que la mitad de los cochabambinos no están satisfechos con el estado actual de sus áreas verdes. Posiblemente por la cantidad, pues las ultimas fueron creadas en nuestra ciudad en los años 70, o tal vez porque cada vez albergan plantas más pequeñas y son invadidas por cemento, exacto reflejo de lo que ocurre en nuestra ciudad, que ciudad jardín ya no es más.