Compatriotas
Amanda Rico Toro Vargas
Es lamentable que en 193 años de vida republicana aún no podamos ponernos de acuerdo. La pluriculturalidad que nos diferencia también nos une, y es el amor a esta tierra que nos alimenta, cobija y que nos vio nacer bajo su cielo.
Seamos de una vez hijos todos de Bolivia; actuemos con respeto, protección y amor.
Quitémonos la venda de los ojos, no cometamos los mismos errores que otras naciones y culturas. Qué tal si imitáramos a nuestros mayores, cuando blancos, mestizos, quechuas, urus, aymaras, guaraníes y más etnias se unieron para legarnos una patria libre.
¿Qué país dejaremos a nuestros hijos? ¿Convulsionado, anarquizado y enfrentado?
A diario vemos cómo toman la justicia por mano propia, sin respeto a la vida humana, a las leyes que nos rigen ni a las autoridades. ¿Vivir sin seguridad se vislumbrar el futuro?
Esta zozobra genera una especie de agresividad colectiva; si preguntas u opinas, se desencadena una reyerta agresiva sin mayor razón. ¿En qué estamos convirtiendo a Bolivia?
Como bien dijo el gran científico francés Alcide d’Orbigny, Bolivia es la síntesis del cosmos; los bolivianos debemos sentirnos orgullosos de ser hijos de esta tierra, defenderla, protegerla del hambre, de la codicia, de gente sin valores ni escrúpulos para no causar la debacle de nuestro pueblo.
Los valores en el mundo, desde épocas sempiternas, junto a las leyes, son el cimiento de toda sociedad, para la convivencia pacífica entre los habitantes. Para construir o reconstruir una casa, si no hay cimientos (valores), vamos sin rumbo, bamboleándonos de izquierda a derecha, autodestruyéndonos entre hermanos, sin vencedores ni vencidos. Todos perderemos, poniendo en peligro la integridad y soberanía de la patria.
Hoy, más que nunca, dejemos de lado los intereses partidistas y personales; estamos a tiempo de calmarnos, analizar y pensar en el futuro de nuestros hijos.
Dios nos ilumina en este tiempo tan crucial para que tomemos las decisiones correctas.
CI 1561992 SC
Unión Familia Boliviana
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