Dignidad aplastada
¿Ya? ¿Ésta es tu peor versión? Espero que sí, ¿o todavía puedes ser peor? Ya sobornaste cínicamente a policías y militares, de la manera más torpe que podías, con un “bono” que sólo quita dignidades. ¿Por qué no le diste un bono a los bomberos que arriesgaron sus vidas en el incendio de la Chiquitanía o del Tunari?
¿Por qué no estás dialogando con la gente en lugar de obligar a los bolivianos a que se enfrenten? ¿Por qué le tienes tanto miedo a un hombre con una carta? ¿Piensas que es tu carta de despido? ¿Qué te puede hacer esa carta? Estás convirtiendo lo que parece un acto simbólico en una amenaza que realmente no tiene sentido.
Más bien podías dialogar con los cívicos y con los otros sectores que quieren que te vayas, podías pensar en soluciones, pero parece que estás pensando sólo en violencia, porque ya no sabes cómo más aferrarte a tu sillita. No te importa la gente.
¿Tienes tanto que perder, que ya no puedes salir de tu PeneShoping?
En una de tus conferencias de prensa desde ese PeneShoping has dicho que “nos hemos liberado”. ¿De qué pues? Si te comportas como un abusivo patrón. ¿Estamos libres de qué? Si más bien todos quieren liberarse de ti.
¿Te imaginas si fueras coherente con lo que predicas? Entonces los campesinos en este país no estarían obligados a responder a las presiones de los que ahora tienen el poder, su dignidad estaría intacta, quizás estaríamos en proceso de superar el clasismo y racismo, en lugar de acentuarlo más cada día. ¿Te imaginas si hubieras cumplido un mínimo de las cosas que has dicho? Que si había muertos te irías, que si no ganabas en el referendo te irías… entonces ya te hubieras ido y, quizás, hasta mantendrías una pizca de dignidad, pero no, ahora estás en cero y el país arde otra vez.
La autora es editora de la Revista OH! y Lecturas & Arte de Los Tiempos
Columnas de CLAUDIA EID ASBÚN