Volar es seguro
El aéreo es el medio de transporte más seguro del mundo. Por cada accidente aéreo con víctimas fatales, más de dos millones de personas pierden la vida en accidentes de tránsito.
Uno de los factores más determinantes en la aviación es el viento. Muchos pasajeros desconocen el efecto del viento de cola y pueden malinterpretar los retrasos asociados a estas condiciones. El de frente es beneficioso durante el despegue, ya que aumenta la sustentación del avión facilitando su ascenso. El viento de cola, si bien puede aumentar la velocidad de crucero cuando el avión ya está en el aire, durante el despegue o el aterrizaje puede representar un desafío pues reduce la eficacia aerodinámica y prolonga la distancia requerida para despegar o frenar.
Las aeronaves modernas están bajo constante monitoreo gracias a una combinación de sistemas avanzados de navegación y control de tráfico aéreo. Cada avión opera dentro de rutas aéreas preestablecidas y es supervisado en tiempo real por radares terrestres y sistemas satelitales.
Adicionalmente, todas las aeronaves comerciales cuentan con el Sistema de prevención de colisiones de tráfico (TCAS por siglas en inglés), el cual detecta la proximidad de otras aeronaves y alerta a los pilotos con instrucciones precisas para evitar colisiones.
Por ejemplo, cuando una aeronave despega de Santa Cruz con destino a Buenos Aires, debe seguir el plan de vuelo aprobado y, una vez ingresa al espacio aéreo argentino, es monitoreada por los sistemas de control de ese país hasta su destino final.
Las aeronaves comerciales modernas operan a velocidades de crucero que oscilan de 840 a 920 km/h, dependiendo de factores como la altitud, las condiciones meteorológicas y el modelo de avión. En condiciones de fuerte viento de cola, esta velocidad puede aumentar, alcanzando hasta 1.020 km/h.
En el mundo, en cualquier instante, hay unas 22.000 aeronaves en el aire, transportando cerca de 300.000 pasajeros. A pesar del alto volumen de vuelos, la seguridad en la aviación está garantizada por estrictos protocolos de planificación y control.
Uno de los mitos más difundidos en la aviación es que un avión podría despegar sin combustible suficiente. Esto es imposible debido a los rigurosos procedimientos de seguridad que deben cumplirse antes del despegue: 1 Inspección previa al vuelo: se verifica el abastecimiento de combustible en función del plan de vuelo. 2. Cálculo de reserva de seguridad: toda aeronave debe contar con suficiente combustible para completar el trayecto, realizar un posible desvío a un aeropuerto alternativo y mantener al menos una hora de autonomía adicional. 3. Monitoreo en tiempo real: los sistemas de la aeronave y la tripulación verifican continuamente los niveles de combustible y emiten alertas en caso de cualquier falta
Cada vuelo es meticulosamente planificado y monitoreado, tanto en tierra como en el aire, asegurando que las operaciones se lleven a cabo con los más altos estándares de seguridad.
El autor es periodista
Columnas de Constantino Klaric