El umbral de un nuevo orden mundial
No en vano esta columna se llama "Mundo en transición". Cuando la comencé en 2016, hace casi una década, ya se avizoraban grandes cambios en el mundo. El Reino Unido había decidido abandonar la Unión Europea, mientras Europa continental lidiaba con ataques terroristas devastadores. La economía griega tambaleó hasta el borde del colapso, y la anexión de Crimea por parte de Rusia sacudió los cimientos de la estabilidad europea. Además, asomaba la sombra de la primera victoria electoral de un personaje tan cantinflesco como peligroso en Estados Unidos, Donald Trump. Y la extrema derecha ganaba terreno en toda Europa. El mundo post Guerra Fría entraba a su ocaso.
Estaba claro entonces, como lo está ahora, que la política mundial se encontraba en un punto de inflexión. Es triste ver cómo muchos de los desarrollos incipientes de la década pasada se han consolidado. Viejas certezas se desvanecen, y lo que las reemplazará es incierto aún. Este vacío alimenta el caos y la anarquía en las relaciones internacionales.
Para aquellos beneficiados y acostumbrados al orden establecido, especialmente en Europa, estos tiempos se han convertido en una era de ansiedad e incertidumbre. El ajetreo con el cuál los europeos están por fin despertando del sueño de bella durmiente sería hasta cómico, si no fuera por circunstancias tan tristes. Las dinámicas geopolíticas y sociales están en juego. Lo que una vez fueron cambios graduales ahora se han convertido en movimientos tectónicos. Se están alterando alianzas como nunca antes y redefiniendo el poder global.
La segunda presidencia de Donald Trump ilustra claramente este cambio. Su retorno al poder, esta vez sin restricciones evidentes, ha encontrado una resistencia interna como externa notablemente disminuida. Tanto los republicanos, la oposición política, como la sociedad civil estadounidense parecen haber caído en una autocensura paralizante. Queda la esperanza de las elecciones a mitad de mandato (midterms), pero dada la velocidad de los acontecimientos, podría ser por demás tarde.
Por otro lado, para muchos en el sur global o para la llamada “mayoría global”, acostumbrada a la incertidumbre crónica, estos tiempos turbulentos en cambio representan oportunidades para redefinir el statu quo dominante en el orden actual. La pandemia de Covid-19 y la crisis climática han expuesto las profundas desigualdades globales, impulsando un llamado urgente a la justicia y a la equidad.
El Sur global emerge con una voz más fuerte, exigiendo un nuevo rol en el orden mundial que refleje sus realidades y aspiraciones. Las cuatro presidencias seguidas del G20 de países del Sur global (Indonesia, India, Brasil y este año, Sudáfrica) marcan claramente esta tendencia. La agenda política definida por estos países se diferencia de la de países del norte. Prioriza temas como cambio climático, igualdad social y reformas del sistema multilateral, que afectan sobre todo y justamente a la mayoría global.
La verdad es que el orden saliente no era justo para todos y eso se refleja más que nunca. Por tanto, aunque ahora se vea caos, las fichas se están reacomodando. En este contexto, es crucial reflexionar sobre cómo enfrentar estos desafíos globales en conjunto.
El mundo necesita líderes dispuestos a navegar por aguas turbulentas con coraje y claridad de visión, pero que además estén dispuestos a estrechar la mano de otros. La respuesta a los desbarajustes emergentes no puede ser el miedo, la pasividad o replegarse a nacionalismos. Debe ser más bien el compromiso renovado con los principios de justicia, equidad y respeto por los derechos humanos, ahora más que nunca.
El panorama global parece sombrío, sí. Pero también ofrece la oportunidad de un renacimiento. Da espacio a nuevas ideas y liderazgos para guiar un mundo en constante transformación hacia un futuro más justo y sostenible. Los desafíos son globales y deben ser afrontados a la par.
Estamos en medio de una transición tumultuosa. La clave reside en nuestra capacidad para adaptarnos y colaborar.
La autora es politóloga y exasesora política senior del vicepresidente del Parlamento Europeo
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