Tres películas de horror y sus secuelas
Aguanten, así se llama la primera película que en estos últimos días de terror nos ha ofrecido el Gobierno, una película protagonizada por su estrella Luis Arce, en la que un conjunto de extras debe resistir el desafío de no enfermarse y morir, mientras llegan las vacunas. El protagonista alienta a sus seguidores con ese grito, que se irá repitiendo como un grito de guerra, mientras los casos siguen y los hospitales colapsan (recomendado para Zona de Guerra).
Me han dicho las malas lenguas que más o menos en este argumento estuvo inspirada la secuela de los Juegos del Hambre. Ya saben: resistir y no morir. El ganador recibe el premio de, justamente eso, conservar la vida.
Pero como el Hollywood boliviano nunca gustó de quedarse atrás, filmó también su propia versión: Los Bonos del Hambre, un drama en el que una nación que sucumbe a la búsqueda de recursos para vivir, debe pelear por 1.000 bolivianos. Sólo uno de cada 10 accede al bono, pero la cinta deja la idea para la secuela: Otro día más para vivir. Lo están pensando.
Pero si en salud, el grito era “Aguanten”, en educación el lema es “Hagan lo que puedan”, un relato en el que tres millones de niños son dejados a la deriva, con maestros poco capacitados en tecnología y educación a distancia, familias que no tienen conexión ni equipos para Internet y padres que deben decidirse entre trabajar para vivir o acompañar a sus hijos para no morir en el intento. Adrenalina en su máxima expresión.
Y por sí la trilogía no fuera suficiente, los productores anuncian la más terrorífica de las películas. Nunca el cine se había atrevido a tanto. Se trata de una película apocalíptica por excelencia, una premonición de 3.100 casos de Covid y 100 muertes por día, mortandad a granel, hospitales rebalsando, y un millón de vacunas que no llegarán en el tiempo prometido. De terror. Esta película se llama Sálvese quien pueda.
El autor es periodista
Columnas de LUIS FERNANDO AVENDAÑO