Vendidos y baratos
La esclavitud de los indios estaba prohibida y la mita fue abolida. Esos son dos hechos irrebatibles del periodo virreinal, mejor conocido como colonial, que pueden demostrarse mediante la exhibición de documentos. Es más… yo mismo encontré en el archivo de Toledo, España, un documento titulado “Extracto del expediente de mitas, asignado para la labor de las Minas del Cerro de la Villa Imperial de Potosí, y demás del Reyno del Perú”, que contiene la Real Cédula de 18 de febrero de 1697 por la que se prohibía que los indios sean sometidos a trabajos forzados.
Entonces, si había leyes a favor de los indios, ¿por qué no se las aplicaba? La respuesta es sencilla: las órdenes del rey eran recibidas, pero no se ejecutaban porque eso significaba modificar la estructura de la explotación minera.
En otras palabras, la corona y los mineros del Potosí colonial actuaban para el público: promulgan leyes favorables para los indios, pero estas no se cumplían. ¿Cómo es que el rey lo permitía? Pues resulta que entre gobernantes y mineros había un trato, un pacto no escrito por el que estos últimos hacían lo que querían y aquel fingía no saber nada. Así, todos quedaban contentos, menos los indios.
Pues sepa usted que ese compromiso indigno se mantiene hasta nuestros días.
Resulta que el Estado boliviano tiene reglas para proteger el Cerro Rico de Potosí, como el Decreto 27787, pero no las aplica. Es más… el Comité Cívico Potosinista y otras organizaciones potosinas han planteado sendas acciones populares para que la justicia se pronuncie sobre el daño que sufre el Cerro Rico y el Órgano Judicial falló a favor: ordenó que se paralicen los trabajos ilegales que se realizan en la cúspide, que es zona prohibida. Eso fue en febrero de este año. Han pasado ocho meses y el Ministerio de Minería y Metalurgia (MMM) no ha movido un dedo para cumplir esas resoluciones judiciales.
Pasa que la pantomima que se hacía en la colonia sigue repitiéndose en nuestros días. Los gobernantes, sin importar de qué partido sean, tratan con demasiada indulgencia a los mineros que, atenidos a eso, hacen lo que les da la gana.
En tiempos coloniales se podía entender la permisividad de las autoridades realistas, pero ¿cómo justificamos la de nuestras autoridades del presente? Vea: los socios cooperativistas mineros pueden explotar el Cerro Rico aún en contra de la ley. ¿Qué hace el MMM? Dilatar, prolongar lo más posible la duración de las operaciones mineras ilegales.
En la colonia se podía justificar de alguna manera la permisividad, porque los mineros de entonces entregaban la quinta parte de su producción a la corona. ¿Sabe cuánto pagan los mineros de hoy por concepto de regalías? ¡El 3 por ciento!
O sea… las autoridades están vendidas a los capos de la minería desde siempre. La diferencia es que ahora se venden por migajas.
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA