Gran Poder, la fiesta de Alasita y el Ekeko, más que religiosidad
Religiosidad, mezcla de tradiciones andinas y coloniales, misterio y paganismo, así son muchas de las expresiones culturales milenarias paceñas que hoy son parte de su identidad, después de transmitirse y recrearse de generación en generación a lo largo de siglos.
Una de esas tradiciones es la feria de la Alasita, que desde antes de la colonia se celebraba en honor del diminuto ídolo llamado Ekeko o Iqiqu, dios andinoaymara, representado por una pequeña estatua.
Es el resultado de la transformación sincrética del dios precolombino de la abundancia, la fertilidad y la alegría, en la civilización de Tiwanako.
Hoy, el Ekeko es el rey de la fiesta de Alasita (comprame en aymara), una de las expresiones culturales más importantes de la ciudad de La Paz, que se remonta a antiguas tradiciones aymaras que, después de la colonia, se convirtieron en prácticas religiosas, respondiendo a ese habitual sincretismo que caracteriza a los ritos de América Latina.
La Festividad de Nuestro Señor Jesús del Gran Poder es otra de las muestras tradicionales y religiosas más importantes de la ciudad de La Paz, que mezcla expresiones de las culturas precolombinas, de la colonia, de danzas urbanas, ritos aymaras y la religión católica. Tiene su origen en 1663, en la hoy populosa zona del Gran Poder o barrio de Ch’ijini. Se celebra una demostración folklórica desde 1923 en honor de la imagen que está en el templo de la calle Antonio Gallardo, que empezó a construirse en 1928 y concluyó en 1930.