Redes sociales. ¿Conexión o desconexión?
Los dispositivos digitales en la actualidad se hicieron parte de la vida cotidiana. Las redes sociales y la conexión digital cambiaron por completo la forma en que las personas se relacionan, pero también han traído consigo problemas, como la dependencia, la ansiedad y la depresión, además de una visión distorsionada de la realidad, según expertos.
El uso desmedido de dispositivos digitales demostraron tener efectos adversos en la salud mental. “Los principales trastornos como consecuencia son sueño, fatiga, ansiedad, estrés, depresión por la falta o excesivo uso de estos, incluso puede provocar problemas de autoestima, usando estos como un modo de aislarse o evadir los conflictos que atraviesa en el mundo real, como bien dije ‘evade’ no resuelve”, menciona la psicóloga clínica y forense Stefany Morales Espinoza.
¿CUÁLES SON LOS ESTEREOTIPOS DENTRO DEL MUNDO DIGITAL?
Según Morales, en los últimos tiempos, las redes sociales se han actualizado de manera acelerada, lo que hace que sean más atractivas y adictivas para los usuarios. Por ejemplo, explica que se crean tipos de filtros en tendencia, que de alguna manera hacen ver los estándares de belleza y fama de manera más idealizada, lo que puede provocar una distorsión de la percepción de lo que es “normal”.
Esta condición puede resultar devastadora para la autoestima. La presión por mantener una imagen perfecta puede generar sentimientos de insuficiencia y ansiedad, creando un ciclo perjudicial que afecta el bienestar emocional, advierte.
“Es muy fácil entrar en ‘carencia’ porque veo lo que otros tienen y siento que a mí me falta y la comparación mata la felicidad el 100 por ciento de las veces”, afirma la experta en Mindfulness y bienestar, con más de 20 años de experiencia, Alejandra Laserna.
Otra consecuencia del mundo digital es la inactividad física, que no sólo afecta el bienestar físico, sino que también puede agravar problemas psicológicos, como la depresión. “El sedentarismo por sí solo es un factor de riesgo enorme para la salud, aumentando la rigidez y dolor articular, incremento de peso, reducción de masa muscular, deterioro de la postura, disminución en la salud cardiovascular, entre algunos”, afirma Laserna.
¿QUÉ ES EL FOMO?
La ansiedad relacionada con la tecnología es conocido como FOMO, un problema psicológico que se describe como el miedo a perderse algo en las redes sociales o preocupación constante de que otros estén disfrutando momentos agradables de los que uno no forma parte.
“Este síndrome puede generar una presión en las personas, que como consecuencia pueden surgir síntomas asociados a la depresión o la ansiedad, ya que todos de alguna manera están en la búsqueda de la conexión social y, sobre todo, del sentido de pertenencia. Cuando las personas sienten que carecen de este tipo de conexiones, puede causar cierta angustia emocional e incluso física”, explica Morales.
EL LADO POSITIVO DE CONECTARSE
A pesar de sus riesgos, la tecnología también ofrece beneficios potenciales. Aplicaciones dedicadas al bienestar mental y redes de apoyo en línea pueden ser herramientas valiosas si se utilizan con moderación. Sin embargo, es fundamental establecer límites claros para evitar caer en la dependencia, recomiendan los expertos. Por ejemplo, seguir cuentas de personas que promuevan el bienestar y limitar el tiempo en redes sociales puede ayudar a mitigar los efectos negativos.
“Existen grandes beneficios, dentro de las más relevantes dentro del área de psicología, podemos mencionar las redes de apoyo a las que podemos acudir, sobre todo con poblaciones vulnerables, por ejemplo, grupos de apoyo de mujeres víctimas de violencia, padres con hijos con discapacidad, adultos mayores, personas que consumen sustancias controladas, etc., donde se apoyan al tener un tema o problema en común”, menciona Morales.
El mundo digital permite estar conectado con personas de diferentes partes del mundo, proporciona información en cuestión de segundos y también es una herramienta accesible para estudiantes. Por esa razón, Laserna sugiere tener límite de uso, porque un cerebro joven no tiene la capacidad de autogestión y es mucho más fácil engancharse a las redes sociales y videojuegos.
Si bien las redes sociales y la tecnología pueden fomentar la conexión y el acceso a recursos valiosos, lo importante es encontrar un equilibrio que permita disfrutar de las ventajas del mundo digital sin desconectarse del entorno real, puntualizan.