Créditos reprogramados suben un 64% y afectan flujos de la banca
En el marco del periodo de gracia, la cartera vigente reprogramada de las entidades financieras se incrementó a 1.375 millones de dólares, lo que implica un crecimiento de 64 por ciento entre febrero 2020 y febrero 2021, informó el secretario ejecutivo de la Asociación de Bancos Privados de Bolivia (Asoban), Nelson Villalobos.
Hasta el 28 de febrero de 2021, las operaciones refinanciadas o reprogramadas eran 19.400, con un valor de 529 millones de dólares. Sin embargo, las solicitudes en proceso eran de 347.063, cuyo valor estimado se aproxima a 6.369 millones, señaló la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) en su rendición de cuentas inicial 2021.
Según Villalobos, el efecto de las medidas adoptadas recae sobre el flujo de las entidades bancarias, ya que se cortó la entrada de recursos por concepto de pago de cuotas.
“El flujo periódico de recursos del sector permite que se continúe expandiendo la cartera, a través de la recuperación de lo prestado, como también cubrir parte del funcionamiento de las entidades”, dijo.
En 2020, el sistema bancario difirió 3.543 millones de dólares por concepto de cuotas. Ese monto representa 1,4 veces el patrimonio del sistema bancario.
Al respecto, el economista German Molina considera que con la reprogramación y refinanciamiento de créditos los bancos no pueden contar con recursos para dar nuevos préstamos; tampoco reciben ingresos para cubrir sus costos de operación, porque tienen una afectación directa.
El economista José Gabriel Espinoza afirma que el refinanciamiento o periodo de gracia es uno de los más largos en el mundo, por lo que se prolonga la afectación a la banca.
“Las entidades también son afectadas por el endeudamiento interno del Gobierno, debido a que se está financiando con dinero de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). Esto significa una menor disponibilidad de recursos para el sector privado y las tasas de interés bancario suben”, dijo.
“Si el TGN absorbe toda la liquidez, la banca no tiene saldo para seguir prestando y, por lo tanto, la cartera se empieza a contraer”, señala Espinoza, y agrega que, si los créditos son caros, la reactivación económica es mala.
Cartera de créditos
Hasta el 28 de febrero de 2021, la cartera de créditos alcanzó 25.035 millones de dólares, registrando un crecimiento del 3 por ciento en relación a 12 meses atrás. Según Villalobos, el comportamiento se explica básicamente por el aumento de la cartera empresarial, pyme y de vivienda de interés social.
Los resultados se enmarcan en un contexto de menor crecimiento de la cartera, que se acentuó en un contexto de pandemia que contrajo varias actividades con efectos tanto en la colocación de operaciones como en la postergación de proyectos.
Depósitos
A febrero de 2021, los depósitos alcanzaron a 28.076 millones de dólares, con un crecimiento de 10 por ciento en relación a febrero de 2020. El dinamismo es impulsado por los distintos tipos como caja de ahorro, vista y DPF, lo que muestra que las empresas y personas incrementan su ahorro en un contexto de menor gasto.
Mora y utilidades.
La cartera en mora, a febrero de 2021, alcanzó a 501 millones de dólares, lo que representa un retroceso de 5 por ciento en relación a 2020. Esto se debe a la reprogramación de cuotas por 10 meses en 2020, y su ampliación con un periodo de gracia hasta junio de 2021 para créditos reprogramados y refinanciado.
Según Villalobos, el índice de mora se mantiene en 2 por ciento.
Por otro lado, el ejecutivo informó que las utilidades del sistema bancario registran una caída del 60 por ciento (16 millones de dólares) en los últimos 12 meses.
“La rentabilidad de las entidades se ha reducido, situándose en torno a 3,9 por ciento, 6 puntos porcentuales por debajo del nivel registrado en febrero de 2020”, agregó Villalobos.
A principio de año la Asoban advirtió que la ruptura de la cadena de pagos bancarios, debido al diferimiento de la cancelación de las deudas, perjudicaría la reactivación de la economía nacional y la generación de empleo.
"Lo que hacen los diferimientos es ahondar en esa crisis, en esa ruptura de la cadena de pagos, rompe con ese círculo virtuoso que tiene la intermediación financiera de captar recursos del público para colocarlos en créditos y beneficiar a la actividad económica", dijo Villalobos.
El diferimiento aplicado en 2020 al pago de los créditos representó que la banca no reciba al menos 4.000 millones de dólares en capital e intereses, según Asoban. "A la banca le ha afectado enormemente este problema del diferimiento, sin embargo, el sistema bancario ha decidido asumir estos impactos y colaborar, lo más que se pueda, con los prestatarios", apuntó Villalobos.
"Si persistimos en mayores diferimientos, lo único que hacemos es entorpecer y dificultar más la capacidad del propio país, de las empresas, de las personas de retomar las actividades económicas", sostuvo Villalobos.
El 13 de enero tras dos jornadas de paro y bloqueo de carreteras por parte del sector transporte, que exigía la ampliación del diferimiento de créditos bancarios, el Gobierno nacional cedió ante esas peticiones y dispuso el congelamiento del pago de capital e intereses por un periodo de seis meses bajo la figura de periodo de gracia.
PERIODO DE GRACIA Y DESEMPLEO
El número de personas desocupadas en Bolivia puede aumentar de manera significativa a partir del segundo semestre cuando concluya el periodo de gracia para los créditos bancarios diferidos y los prestatarios tengan la obligación de pagar sus cuotas, señala el economista Gabriel Espinoza.
Según él, la tasa de desempleo, que bordea el 9 por ciento, es elevada y demuestra que el efecto de la pandemia persiste en el mercado laboral pese a que la economía se ha mantenido abierta.
OPINIONES
Con el diferimiento, los bancos no tendrían liquidez para prestar y contribuir a la reactivación económica del país. Asimismo, disminuirían sus beneficios y, por lo tanto, ahora y en el futuro no tendrían incentivos para crear nuevos puestos de trabajo”
German Molina
Economista
Es uno de los diferimientos más largos en el mundo, más de un año que no se puede cobrar los préstamos. Esto ha disfrazado la debilidad del aparato productivo, de un conjunto de prestatarios que no tienen la capacidad de pagar sus deudas”
José Gabriel Espinoza
Economista