Según analistas. Inversión extranjera se desploma ante normativas e incertidumbre
Según el Informe de Política Monetaria del Banco Central de Bolivia (BCB) a julio de 2021, al primer trimestre del año la Inversión Extranjera Directa (IED) presentó una entrada neta de capitales por 116 millones de dólares, cantidad inferior a los 273 millones alcanzados en similar periodo de 2020.
Un economista dice que esta reducción obedece a que las políticas económicas del Gobierno boliviano no ofrecen certidumbre a los inversionistas, los cuales prefieren dejar sus capitales en otros países.
El informe menciona que los 116 millones de dólares son resultado de la inversión de no residentes del país por 130 millones y la inversión de residentes en el exterior por 14 millones
El primer caso se explica principalmente por reinversión de utilidades, y el segundo, por préstamos entre empresas relacionadas.
Asimismo, el informe del BCB señala que se registró una recuperación de la inversión directa bruta respecto a similar periodo de 2020, alcanzando a 233 millones de dólares, concentrada en los sectores de hidrocarburos, minería e industria.
Al respecto, el economista Germán Molina señaló que la caída de la inversión extranjera se debe exclusivamente a que Bolivia no ofrece certidumbre en el contexto político y económico, razón por la que los inversores buscan naciones seguras para invertir su capital y obtener rendimientos elevados.
El especialista dijo que la contienda interna en el país debido a la veracidad o no del fraude y golpe de Estado, como también las detenciones que ejecutó el Gobierno en ese contexto, ahuyentan a la inversión extranjera.
Molina advirtió que para revertir esa adversidad es importante que el Gobierno dé señales hacia afuera de que en Bolivia se respetan las leyes y existe una justicia transparente, no sesgada.
“Puede haber libertad económica, pero si no existe institucionalidad las cosas no funcionan, porque cuando hay un conflicto entre un empresario y un trabajador y la justicia no actúa transparentemente y de manera efectiva, no logra que esto sea un beneficio, sino un freno para el inversionista”, sostuvo.
Más adelante, advirtió que será fundamental reformular las leyes de hidrocarburos y la de trabajo, porque considera que ya están caducas y no benefician a las aspiraciones económicas del país.
“El Gobierno tiene que aplicar una Ley de Hidrocarburos más atractiva para captar inversionistas, tomando en cuenta que los yacimientos hidrocarburíferos que tenemos actualmente son los que fueron descubiertos en la década de los 90”, dijo.
Añadió que la Ley General del Trabajo, vigente desde el año 1944, es asfixiante para el sector empresarial porque fue redactada para favorecer al trabajador, dejando desamparado al empresario.
Molina afirmó que la pandemia continuará vigente por buen tiempo, razón por la que el resurgimiento económico en Latinoamérica demorará un buen periodo.
En opinión del economista Juan Pablo Suárez, las normas del Gobierno de Luis Arce como el Impuesto a las Grandes Fortunas(IGF) y el proyecto de ley contra la legitimación de ganancias ilícitas ya provocaron el desinterés de los inversionistas de ingresar a Bolivia.
INVERSIÓN EXTRANJERA EN AMÉRICA LATINA RETROCEDE UNOS 10 AÑOS
REDACCION CENTRAL
En medio de la grave crisis sanitaria, económica y social generada por la pandemia de la Covid-19, América Latina sólo percibió unos 105.480 millones de dólares como inversión extranjera directa (IED), el menor registro desde la temporada 2010.
En 2020, la región recibió unos 56 mil millones de dólares menos de IED, una contracción del 34,7 por ciento frente a 2019, cifra que marca un récord negativo de 10 años, un 51 por ciento inferior al máximo histórico negativo alcanzado en 2012, según datos de la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Desde el segundo semestre de 2010, se aprecia un estancamiento en las entradas de inversiones, ello infiere un debilitamiento del interés de las empresas por instalar nuevas capacidades o ampliar su presencia en la región, una tendencia agudizada con la irrupción de la pandemia, añade la Cepal.
Lo cierto es que América Latina requiere mayores aportes de capital foráneo que le permitan avanzar hacia una recuperación sostenible y la inversión extranjera podría jugar un papel favorable en este desafío, tras un año que golpeó fuertemente las economías regionales, con una caída del Producto Interno Bruto (PIB) estimada en un 6,8 por ciento.