Cavilaciones de una violenta jornada
Algunas ideas sobre la jornada, luego de cerrar edición.
Bolivia, o una parte de ella, explotó. Esa parte del país tenía meses, años guardando algo. Un poco del 21F, algo de la Chiquitanía, un poquito del fallido Código Penal, un cacho de litio potosino, otro poco de Franclin Gutiérrez, una pisca del Tunari. Tantas cosas, tenía que explotar.
Quedo totalmente convencido de la importancia de tener un Tribunal Electoral confiable. Todo lo que sucedió hoy es plena responsabilidad de los vocales. Sus decisiones nos llevaron a esto. Presión del MAS mis pelotas, los vocales podían parar el caos y todavía pueden. Hasta ahora no han dicho nada y el país se está incendiando. El próximo TSE debe ser totalmente independiente del Ejecutivo y de cualquier tendencia partidista.
Qué manía que tenemos los bolivianos de quemar las cosas. Una movilización sin quema de oficinas, sedes, banderas o muñecos no tiene sentido para el ciudadano promedio. Quemo, luego existo.
Qué manera de difundir noticias falsas. No hay estado de sitio, no hay muertos —gracias a Dios— ni cortaron el Internet. No hay escasez de alimentos ni de gasolina.
Preocupa la escalada de violencia. Los colectivos y la gente de Mesa han tomado las capitales y el MAS amenaza con movilizaciones desde zonas rurales. Un lado dará la vida por la segunda vuelta y el otro ofrecerá la suya por evitarla; la confrontación parece ya ineludible. Alguien tiene que ceder porque, si no, se cierne un peligroso escenario de violencia.
Qué necesario es el periodismo, así con todo y sus fallas.
El autor es Editor de la sección País de Los Tiempos
Columnas de NELSON PEREDO