Tiempo de quejarse
Me insultaron por mis canas, ofendieron el honor de mi difunta madre, se burlaron de mi nombre, me dijeron que por mi cara y mi apellido materno me correspondía apoyar al falso indígena, me amenazaron, investigaron mi vida y mis relaciones, me hicieron saber que me tenían vigilado, que conocían mi familia y que por su bien dejara de escribir, de hablar y de participar en actos de protesta, en fin, la guerra psicológica fue de gran intensidad; lo peor fue que no podía quejarme porque todo el pueblo sufría la misma guerra psicológica y tuvimos que comprender que no teníamos derecho a quejarnos ya que si lo hacíamos incentivábamos el miedo que querían causar los guerreros digitales del gobierno para lograr su objetivo de obligarnos a la autocensura.
No nos quejamos en el tiempo difícil, pero, ahora que vuelve el imperio de la democracia, puedo darme el lujo de dar rienda suelta a mi debilidad. En estos meses en los que nuestro pueblo ha resistido heroica y pacíficamente al golpe fraudulento de Evo Morales, el ataque de las fuerzas de la tiranía por supuesto que produjo temor en nosotros porque demasiada gente pensaba que Evo Morales era invencible y que hagamos lo que hagamos se iba salir con su gusto de re-re-re-elegirse fraudulentamente en primera vuelta. Quienes decíamos que el pueblo podía derrotar al tirano y su fraude éramos vistos como ingenuos optimistas, y los más amables nos decían que “esperaban que sucediera lo que predicábamos, pero que había que ser realistas planteándose solamente disminuir el poder del tirano quitándole los dos tercios en el parlamento”.
Es verdad que pudimos habernos quebrado, pero gracias a Dios venciendo nuestros temores, perseveramos fieles al propósito del pueblo que el 21F de 2016 le había dicho un rotundo NO al tirano y lo había derrotado fraude incluido, porque en el referéndum del 21F también funcionó la “maquinita fraudulenta” lo mismo que en las elecciones de 2014 cuando Evo Morales obtuvo un inflado 61% con el padrón electoral manipulado, voto consigna por disciplina sindical, acarreo de votantes, etc.
Hoy, cuando vemos a la Señora Presidente Añez posesionar al nuevo alto mando militar, policial, y a su gabinete de ministros, y al tirano tratando de llevarnos sin éxito a una sangrienta guerra civil, aplaudimos a la nueva ministra de culturas que reafirma la interculturalidad integradora como el camino para enfrentar el racismo. Ahora que la democracia triunfó, me quejo ante ustedes compatriotas bolivianos, doy rienda suelta a mis debilidades, nos tocó vivir horas de angustia y temor, pero lo que logramos vale la pena.
Rindo mi homenaje a nuestros mártires por la democracia, me solidarizo con las familias que perdieron a sus seres queridos, con los que perdieron sus bienes y sufrieron daños algunos irreparables, y desde el fondo de mi corazón, ratifico mi confianza en el maravilloso pueblo boliviano repitiendo machaconamente: Bolivia reafirmó su firme convicción de “morir antes que esclavos vivir”.
El autor es abogado
Columnas de FREDDY CAMACHO CALIZAYA