“Un verano invencible”
Un problema de salud pública, una pulsión que busca resetear la vida. Reviso el diario íntimo de Cesare Pavese –el escritor italiano considerado como uno fundamental en la literatura universal que se suicida en un hotel en Turín en 1950. En su diario, escrito entre 1935 y 1950, y publicado bajo el título El oficio de vivir, Pavese va dando cuenta de su degradación y la decisión fatal solo es cuestión de tiempo: “Un clavo saca a otro clavo, pero cuatro clavos hacen una cruz”, escribe en el epílogo.
Según datos de la OMS: “Cada año se suicidan casi un millón de personas, lo que supone una muerte cada 40 segundos”. En este sentido y buscando fundar bases reflexivas sobre un tema que sigue teniendo mucho de tabú, el 10 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Lo sabemos, la prevención es una necesidad que no se ha abordado de forma definitiva debido, básicamente, a la falta de sensibilización y a una constante invisibilización que impide que se hable francamente del tema.
El nuevo escenario, el escenario pandémico, propicia o potencia la decisión de tomar caminos fatales. Esta nueva realidad nos obliga a pensarnos desde otros paradigmas ya que no todos llegarán a buen puerto o al menos a uno de relativa estabilidad, también se suma un incremento de depresión y de conductas suicidas, donde nuestras mentes y corazones sufren un fuerte impacto durante la emergencia sanitaria y el encierro. En esta línea, el medio digital Intramed afirma que “las principales teorías del suicidio enfatizan el papel clave que juegan las conexiones sociales en la prevención del suicidio. Las personas que experimentan ideas suicidas pueden carecer de conexiones con otras personas y, a menudo, desconectarse de otras a medida que aumenta el riesgo de suicidio. Los pensamientos y comportamientos suicidas están asociados con el aislamiento social y la soledad”.
Por tanto, este 10 de septiembre nos plantea un reto. Infomed, la red de salud de Cuba, brinda datos intensos sobre las secuelas del suicidio. Esta fuente sostiene que, cada año, 108 millones de personas están profundamente afectadas por conductas de autoeliminación las cuales incluyen: el suicidio, la ideación suicida y los intentos de suicidio.
En este sentido urgen espacios de soporte para trabajar en la prevención, Ana González-Pinto, presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica, sostiene que un tratamiento precoz de la depresión contribuye a disminuir el número de decesos por suicidio. De igual manera, debemos estar atentos, en el espacio de lo íntimo, cuando observamos en nosotros, o nuestros afectos, cuadros de insomnio o angustia persistentes, ya que son indicios potentes. Sin embargo, es fundamental recalcar aquello que la OMS plantea: “Se necesitan estrategias integrales y multisectoriales de prevención”.
Y también está la comprensión y la posibilidad de persistir en encontrar caminos de salida a la pulsión reseteadora, así, revisando un fichero encuentro esta frase, que comparto en el epílogo de esta columna: “En la profundidad del invierno, aprendí que en mi interior hay un verano invencible” (Albert Camus).
La autora es escritora
Columnas de CECILIA ROMERO