Requerimiento a los precandidatos
Es indudable que el tema económico es clave dentro de la actual crisis nacional, complicación sobre la que los precandidatos ya se han pronunciado coincidentemente pero de un modo bastante genérico, pero además la ciudadanía quiere saber qué es lo que piensan hacer con problemas acuciantes y hasta desesperantes que agobian a los bolivianos.
No conocemos que algún precandidato haya visitado los deprimentes recintos de la Caja Nacional de Salud, ahí se encontrarían con lúgubres ambientes atestados de enfermos apretujados, en medio de gritos desesperados haciendo cola desde las dos o cuatro de la madrugada para conseguir una ficha de atención médica donde se les dirá que deben comprarse los medicamentos recetados porque la Caja “no tiene plata” para proveerles decretando muchas veces la muerte del enfermo por su imposibilidad económica de comprar medicinas.
Ordenándose la realización de estudios y análisis de laboratorio comienza otro martirio, porque el enfermo deberá volver a realizar otra cola lúgubre y en día distinto, avisándosele luego que los resultados deberá recoger dentro de dos o tres meses para cuyo recojo deberá realizar otra inhumana cola desde la madrugada (si aún está vivo), verdaderas torturas físicas y sicológicas con las que el enfermo termina más enfermo y si tiene que someterse a una operación quirúrgica su desdicha está asegurada, a veces con la muerte.
Los insalubres hospitales públicos se están derrumbando, en muchos ni siquiera existe agua. Los precandidatos tienen que avisarle al pueblo cómo resolverán esta calamidad inhumana.
La educación se encuentra en crisis indecible. La Ley Avelino Siñani-Elizardo Pérez ha generado confusión y desfase en la mentalidad y conducta de los educandos. El gasto público en la educación es detestable, la sobrecarga de contenidos, la desconexión entre la educación y la realidad están presentes. Los estudiantes tienen una pavorosa ignorancia sobre temas elementales del conocimiento, se enfrentan a un futuro incierto sin los conocimientos necesarios para ser útiles. Peligrosamente para la sociedad cualquiera resulta ser un doctor, cualquiera es ingeniero, cualquiera es licenciado. Qué proponen los precandidatos ante este desastre nacional, la ciudadanía quiere saber.
La sociedad no sabe cómo enfrentará un nuevo gobierno los problemas del narcotráfico y del crimen organizado, que son ya estructurales.
Los precandidatos tienen que especificar cuáles serán las reglas que aplicarán para rescatar las instituciones del país. Qué es lo que harán con el pestilente Órgano Judicial y con el aberrante y grotesco Tribunal Constitucional tan peligroso para la vida nacional, demostrado como está que se trata de un ente que no es adaptable a la institucionalidad nacional ni a los derechos individuales de las personas. El anuncio de un precandidato de suprimirlo no es suficiente por ser demasiado genérico.
Tienen que decirle al boliviano, con absoluta claridad, qué es lo que van a hacer con la Constitución, mamotreto en el que está escrito todo el recetario para despedazar Bolivia, ahí está metido el “proceso de cambio” y el ardid del “plurinacionalismo” con todas sus engañifas.
Es un error que se tenga que esperar la realización del debate público de los aspirantes para recién conocerse la posición de los mismos sobre estos y muchos otros problemas que angustian a los bolivianos. Es apremiante que durante la campaña electoral se pronuncien a fin de que el ciudadano cuente con suficientes elementos de juicio en el momento del sufragio considerándose la enorme cantidad de ciudadanos justificadamente indecisos.
Sólo transmitiendo los presidenciales su plan de acción de manera clara y en la forma más completa posible se podrá asegurar el voto ciudadano por el salvataje de la nación, más allá de las altisonantes proclamas populacheras.
Columnas de GONZALO PEÑARANDA TAIDA