Desafíos en la economía para el próximo gobierno
Los acontecimientos en el país, a partir de las elecciones generales, han dejado hondas huellas en la sociedad. Hemos sido protagonistas de un camino ingrato que pone en evidencia las rupturas sociales y lo mucho que nos queda por trabajar en nuestras diferencias y deficiencias como pueblo. Y, si bien nos encontramos en un periodo de transición, respirando una tensa calma en nuestras dinámicas diarias, parece ser que estamos coexistiendo con una elevada incertidumbre como desde hace muchos años no habíamos hecho: tenemos más dudas que certezas de todo lo que se nos viene próximamente.
El panorama actual del país trae grandes desafíos políticos, sociales y económicos. La inestabilidad política, el cambio de gobierno y las nuevas elecciones nos dejan con varias preocupaciones y expectativas y, aunque la situación económica de los hogares no ha motivado ni ha sido la bandera de los conflictos vividos, la preocupación del futuro inmediato en la economía comienza a tomar fuerza desde dicha situación de incertidumbre que atravesamos.
Los informes presentados por el anterior Gobierno han sido siempre alentadores, por referirse, principalmente, a la cara positiva del escenario: el importante crecimiento del Producto Interno Bruto, la reducción de la pobreza extrema, mejora de la calidad de vida, el incremento en el Índice de Desarrollo Humano, entre otros.
Durante varios años, como en ningún periodo anterior, se ha percibido significativas cantidades de ingreso que responden a los precios internacionales de los commodities (primordialmente gas natural y minerales, en nuestro caso), lo que ha permitido invertir en algunos sectores y asegurar cierta estabilidad económica, pero también fue y es criticado por el elevado derroche del Gobierno.
Sin embargo, existe la preocupación de que nuestra economía está pasando un periodo complicado. La economía es cíclica naturalmente, y así como hay periodos de crecimiento y auge, existen también aquellos de desaceleración, estancamiento, recesión. El próximo gobierno electo tendrá el desafío de acelerar la economía, pero con muchos menos ingresos de los que contábamos antes; deberá enfrentarse a las menguantes reservas de gas natural; deberá pensar en reducir significativamente los gastos de gobierno para hacer frente al preocupante déficit fiscal; se debe elevar la competitividad de nuestra producción; reducir el déficit en la balanza comercial; mejorar la calidad de la educación y la salud. El modelo económico actual en el periodo de auge ha permitido importantes avances, no obstante, pese a las intenciones plasmadas, no hemos podido salir de un sistema altamente dependiente de los recursos naturales, con una mejor calidad de las inversiones durante los años de bonanza. Con el tiempo perdido la tarea se presenta como muy difícil, más aún si entran en juego los inseparables componentes político y social.
La autora es economista
Columnas de FÁTIMA ZAMBRANA ALMARAZ