Conocimiento para la transformación productiva
Nos encontramos a menos de dos meses para las próximas elecciones generales y los distintos partidos, por supuesto, ya han presentado sus planes de gobierno y van llevando a cabo sus campañas electorales considerando los distintos desafíos que la coyuntura actual del país demanda. En este contexto, ciertamente, uno de los aspectos que más preocupa a la población es cómo se van a encarar los desafíos económicos ante la evidente desaceleración económica que atravesamos.
Si bien es cierto que el modelo económico ha permitido ciertos avances en un momento determinado, está claro que no hemos podido salir de un sistema que es altamente dependiente de los recursos naturales y que es, en realidad, poco industrializado. Y, aunque los candidatos –en mayor o menor medida– hablan sobre dichos desafíos, reclamo que los planes de gobierno no presentan propuestas claras respecto a las políticas económicas que van a aplicarse en los próximos años y que deberían apuntar a marcar directrices serias para modificar la estructura económica de nuestro país.
Seguimos confiando en que los precios internacionales de los commodities (materias primas) –factor variable y completamente ajeno a nuestras propias decisiones – sean elevados para darnos (cierta) holgura en nuestros ingresos, y reportes positivos en los indicadores económicos.
Sin embargo, históricamente, dichos indicadores nos han mostrado que los valores positivos no son sostenibles en el tiempo y que, mientras no se diversifique e industrialice la economía, más temprano que tarde, sentiremos los efectos de la baja de los precios. Esta semana, por ejemplo, se ha registrado el precio más bajo del petróleo WTI, desde 2004, alcanzando apenas a 32,34 dólares el barril de petróleo Brent, y, aunque es pronto para hacer predicciones, no deja de generar temor por las consecuencias de seguir esta tendencia.
La necesidad y urgencia de políticas económicas que impulsen al fortalecimiento del sector productivo y la industrialización es indudable. El nuevo Gobierno deberá considerar que una de las claves del desarrollo parte por la transformación productiva, apuntando en nuestro caso a la diversificación de la matriz productiva. Los avances en la industrialización y, por ende, en la productividad, tienen que ver con la innovación tecnológica, los materiales y equipos utilizados, que van de la mano con la aplicación del conocimiento científico y tecnológico innovador en los procesos de producción.
Se debe hacer énfasis en un entramado de incentivos que apoyen a los emprendimientos productivos, pero también –vinculado a ello y muy importante– fortalecer el conocimiento científico. Esto implica multiplicar esfuerzos en mejorar la calidad de la educación desde los ciclos más elementales, hasta los niveles universitarios. El rol de la universidad es fundamental en la generación de conocimiento. Por una parte, formando personas más capacitadas para llevar a cabo procesos complejos en un mundo más desafiante y que está constantemente en cambio, y, por otra, incentivando investigaciones que respondan a las demandas actuales de la economía y de la sociedad.
Es cierto que, por mucho tiempo más, seguiremos siendo un país principalmente primario exportador y es justamente por ello que se debe tomar en serio el diseño de las políticas adecuadas para dejar esa tradición cada vez más a un lado.
La autora es economista
Columnas de FÁTIMA ZAMBRANA ALMARAZ