Julio César reforma el calendario
El militar, pensador, político y escritor romano Julio César (100-44 a.C.) introduce el calendario juliano el 1 de enero del año 45 a.C., poco después de convertirse en dictador, en 46 a.C., en las postrimerías de la República de Roma y poco antes de la conquista romana de Egipto.
Julio César sabía que el calendario adoptado por la República en el siglo VII a.C., basado en el ciclo lunar de los egipcios, no concuasaba con las estaciones lo que afectaba tiempos de siembra y cosecha, así como la implementación de mandos militares, sobre todo de distancia. Fuera de eso, las corruptelas de los pontífices encargados de velar por la certeza y veracidad del calendario, y dadas sus reyertas, a menudo se aprovechaban de ellas para extender fechas de mandatos o alterarlas en tiempos de elecciones. El calendario necesitaba reforma.
Así, Julio César buscó la colaboración del astrónomo Sosígenes “el peripatético,” de Alejandría, que sostenía, según sus cálculos, que la revolución solar, o el tiempo que toma la Tierra para girar alrededor del sol, era de 365 días y 6 horas lo que para esa época resultaba notable por su precisión. En función de ese cálculo, Julio César añadió 67 días al año 46 a.C. haciendo que el año 45 a.C. empezase el 1 de enero y no en marzo. También decretó que cada cuatro años se añadiese un día a febrero a fin de que el calendario no se desfasase.
Como dice Wikipedia: “Así nació el llamado calendario juliano, ya de ciclo solar, con una duración de 365 días y seis horas que cada cuatro años intercalaba un día extra… entre el 25 y 24 de febrero, y por ser el 24 el sextus ante Kalendas Martias, el día extra se llamó bis sextus, de donde viene el nombre ‘año bisiesto.”
El 1 de enero de 45 a.C., el calendario juliano entró en la historia para permanecer por siglos hasta ser reemplazado por el calendario gregoriano adoptado por el papa Gregorio XIII, en 1582. Poco después del asesinato de Julio César, el año 44, Marco Antonio, su allegado del segundo triunvirato, cambia el nombre del mes quintilis por el de “julio” en su honor. Más tarde el nombre del mes sextilis habrá de devenir “agosto” para recordar al sucesor de Julio César y primer emperador de Roma, César Augustus. En la Edad Media, la celebración del año nuevo el primero de enero pierde impulso incluso entre los fieles seguidores del calendario juliano sobre todo por inexactitudes relacionadas con las cuatro estaciones.
En el siglo XVI, el papa Gregorio XIII, percatado, convoca al matemático-astrónomo jesuita alemán Christophorus Clavius, o Cristóbal Clavio, (1538-1612), educado en la universidad de Coimbra, para hacer un nuevo calendario. En 1582, Clavio establece la inexactitud del cálculo de Sosígenes que debió haber sido de 365,242199 días y no 365,25. O sea que el error de 11 minutos por año añade siete días al año 1000 y 10 días hacia la mitad del siglo XV. Así, la nueva regla dice que un año de cada cuatro debe añadir un día a fines de febrero, se trata del año bisiesto matemáticamente exacto. Desde entonces el primero de enero es verdaderamente el comienzo de un nuevo año para millones de personas. El cambio del calendario juliano al gregoriano ocurrió en Egipto, el 1 de enero de 1875; Turquía, 1 de marzo de 1917; Rusia: 14 de febrero de 1918; Grecia, 1 de marzo de 1923. Mantienen, mayormente, el uso del calendario juliano los Bereberes del Magreb, los religiosos del Estado Monástico de Monte Athos de Macedonia Central, y los coptos que influyen en Etiopía.
El autor es miembro de número de la Academia Boliviana de la Lengua
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