Analistas ven que el MAS polariza el país y arriesga la democracia
El nivel de polarización política que sufre Bolivia, promovida en parte por el Gobierno y su partido, que busca doblegar todas las instituciones y a los ciudadanos, pone en riesgo el sistema democrático boliviano para intentar cruzar al autoritarismo, por la falta de consenso, la imposición, la restricción de la libertad, de forma paulatina, refieren algunos analistas a Los Tiempos. Aunque también hay quienes consideran que se trata de una polarización social y que será una constante, pero que no afectará a la democracia.
“Lamentablemente, el Movimiento Al Socialismo (MAS) piensa que el 55 por ciento que se le ha dado en las urnas es hacer lo que les da la gana para sus intereses partidarios y su cúpula. El tema de hacernos pelear entre regiones, campo-ciudad, simbolismos, va más allá de la wiphala, la flor de patujú, el indígena, el citadino, son parte de un plan perverso que se han traído del Foro de Puebla”, señala el abogado constitucionalista Williams Bascopé Laruta.
Su colega Marco Baldivieso dice que Bolivia ha pasado por varias recaídas, varios conflictos y que particularmente se ha presentado a raíz del gobierno del MAS.
“La llegada al poder de Evo Morales ha significado una transición política hacia otro tipo de ideologías que a veces no comulgan con el sistema democrático al que estamos acostumbrados (...) Yo creo que nuestra democracia corre el riesgo precisamente por esta generación de polos opuestos que no había sido tan significativa desde épocas anteriores a la propia revolución de 1952”, sostiene.
El analista y constitucionalista Paul Antonio Coca señala que en Bolivia no se logró solucionar problemas que datan de mucho tiempo atrás, que podrían haberse resuelto con la Asamblea Constituyente (2006-2008).
“ Llegó un momento en que Bolivia tenía muchas deudas pendientes, digamos campo- ciudad, indígenas-indígenas, inclusive entre departamentos, este punto debió haberse solucionado en la Asamblea Constituyente de Sucre y ese es un tema que está absolutamente pendiente por el cual vamos a tener hasta no sabemos cuando estos problemas y estos enfrentamientos entre oficialistas y opositores, entre unos y otros. Lamentablemente es así y va a seguir así hasta que haya ese pacto y reencuentro social”, indicó.
Marcelo Arequipa, doctor en Ciencia Política, manifestó que actualmente el país no vive una polarización política sino social.
“El clima de tensión política que vivimos está alimentada en gran medida por un escenario de polarización social. Me refiero a aquellas fracturas históricas que nos dividen como país, el tema del regionalismo, por ejemplo, el tema del campo y la ciudad, todos estos temas están ahí presentes, de manera casi simultánea diría ahora, por eso se genera ese clima de tensión tan fuerte que estamos viviendo hoy día; no es una polarización política, porque no son dos proyectos políticos enfrentados, sino es una polarización social”, indicó.
Distracción
Según Bascopé Laruta, las acciones que lleva adelante el gobernante MAS son para distraer a los ciudadanos para promover medidas coercitivas, ocultar la corrupción, entre otras.
“Es una forma de distracción, mientras nos estamos peleando por el tema de la wiphala, la flor de patujú, estos sujetos están haciendo perversidades, están imponiendo estas leyes, incluso hay casos de corrupción que no están saliendo a la luz publica, hay un tema de la inversión pública de una empresa norteamericana en un tema aurífero millonario a favor de esta empresa y muy poco para el Estado y eso nadie dice nada porque nadie ha preguntado. Mientras nos estamos peleando hay actos obscenos de corrupción”, manifestó.
Agregó: “Yo creo que el MAS está hábilmente disfrazándonos, poniéndonos cortinas de humo y distracciones para que nadie se de cuenta de lo que realmente esta sucediendo a futuro”.
Caudillos
Para el constitucionalista Baldivieso, Bolivia pasa por una etapa de caudillos en oriente, occidente, indígenas, para dejar de lado un sistema de partidos saludable.
“Diría que estos últimos años, 20 años quizás, el sistema de partidos políticos se ha debilitado en beneficio del caudillismo, peligroso, porque surgen liderazgos a veces extremistas que no tienen una propuesta específica de gobierno para todos los bolivianos, para todo el Estado sino solamente para ciertos sectores”, dijo.
Añadió que “es peligroso para la democracia en el sentido que los caudillos siempre van a querer quedarse en el poder, como ya se ha visto con Evo Morales, ha hecho lo imposible para perpetuarse eternamente en el poder, ha insistido en su derecho a la reelección indefinida y este es un claro ejemplo que no debe pasar en Bolivia”.
“No necesitamos caudillos ni de derecha ni de la izquierda; necesitamos partidos políticos, organizaciones políticas con ideología con propuestas para todo el pueblo boliviano”, mencionó.
Desplegar fuerzas
El politólogo Arequipa señaló que, en este periodo de polarización social, los actores políticos están dedicados a desplegar la fuerza, más que la estrategia, más que la astucia.
“Entonces esto nos está llevando a un terreno de disputa y confrontación que obviamente no es el ideal, no es el que quisiéramos tener, pero creo que el clima de tensión que vivimos va a ser constante, no va a ser determinante o capital para que ocurra otro octubre y noviembre de 2019, pero sin duda vamos a tener que vivir, por lo menos este último trimestre del año con ese clima de tensión”, expresó.
“El único objetivo que veo de parte de los actores políticos —añadió— es tema de desplegar la fuerza, es decir, de demostrar quien tiene más fuerza aquí. El Gobierno nacional, a partir de lo que lleva haciendo el discurso o su posición sobre el golpe de Estado, el Gobernador de Santa Cruz a partir de su defensa regional, los intereses cruceños y digamos de una batalla democrática que el habría sostenido el año 2019”.
Al borde
Las confrontaciones siempre estuvieron latentes en el país durante todo el periodo democrático.
“Bolivia siempre ha estado al borde de guerra civil, no vamos a decir que no en estos 39 años, pero siempre el boliviano ha optado por la democracia y la salida en las urnas o sea siempre ha habido esa vocación democrática de cuando estamos por caer al precipicio nos levantamos, pero en Bolivia la democracia no está consolidada y no se ha creado todavía institucionalidad pública en el sentido mismo de la palabra”, señala Coca.
Añade que “eso le favorece al MAS porque hay una visión política; la oposición se atomiza, se divide para enfrentar al MAS”.
“Un solo partido gobernando genera una situación de abuso de poder, corrupción, porque no hay un contrapeso”, cuestionó.
Explicó que esa situación se da en un lado de la vereda, pero en el otro extremo se encuentran los partidos políticos tradicionales que desde que ingresó el MAS a la arena política no pueden recuperarse a pesar de que hubo otras elecciones nacionales.
“Son partidos absolutamente caudillistas (…) muestran mezquindad en todo sentido, son partidarios que dicen unidad sí, pero conmigo a la cabeza”, subrayó. Básicamente no existe un sistema de partidos políticos en el país y, por lo tanto, no se puede hablar de una crisis de partidos.
LA POLARIZACIÓN POLÍTICA Y SUS CONSECUENCIAS
REDACCION CENTRAL
El MAS se alimenta de la polarización porque su objetivo es instalar un régimen similar al de Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Díaz-Canel, refiere el periodista y abogado Andrés Gómez Vela.
La polarización causa los siguientes efectos:
- Bloquea los argumentos (el qué) y fomenta la exclusión en función del quién dice (masista - derechista). Un extremo no escucha los argumentos del otro extremo por considerarlo enemigo.
- Reafirma el voto duro.
- Empuja a las personas que quieren escuchar argumentos a inclinarse a uno de los extremos y excluir al otro sólo por pensar diferente.
- “Emburbuja” más a las personas ubicadas en los polos. Hay menos gente que sale de sus silos informativos para explorar otras versiones.
- Deteriora la democracia. La aprobación de las leyes ya no pasa por la fase de discusión si son directamente impuestas.
- El polo extremo que controla el poder utiliza jueces y fiscales para perseguir a sus enemigos, aunque para este propósito tenga que inventarse delitos o montar pruebas.
- Se impone una tiranía de la mayoría, lo que altera una de las normas de la democracia: el respeto a la minoría.
- Deteriora la política. Causa una crisis de representación; las personas creen que los partidos sólo representan a pequeños grupos polarizados.
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Empuja a la gente decepcionada de la política y democracia a avizorar como solución: la anulación total del otro extremo.