Urkupiña: caos y pedidos de unidad marcan misa central
Pedidos de unidad de las autoridades y una multitud de devotos, sin distanciamiento, marcaron ayer la misa central de la Festividad de Urkupiña en el templo San Ildefonso de Quillacollo.
Minutos antes de las 11:00, hora programada para la misa, las calles adyacentes a la plaza 15 de Agosto se llenaron de feligreses que buscaban ingresar al templo para recibir la bendición y escuchar la homilía.
Sin embargo, funcionarios y policías impidieron el paso a ese sector permitido sólo para autoridades, nacionales, departamentales, municipales e invitados, según disposición de la Iglesia con el fin de evitar aglomeraciones en medio de la pandemia de la Covid-19.
A la hora prevista y en medio de cantos, empezó la misa de fiesta de la asunción de la Virgen precedida por el arzobispo de Cochabamba, Óscar Aparicio.
El presidente de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez; el ministro de Defensa, Edmundo Novillo; el gobernador de Cochabamba, Humberto Sánchez, y el alcalde de Cercado, Manfred Reyes Villa, además de senadores, asambleístas y autoridades de la Policía y las Fuerzas Armadas participaron en la actividad religiosa.
En la homilía, Aparicio reflexionó sobre la pandemia que trajo dolor y muerte, los incendios, el cambio climático y la división nacional. “Somos testigos también de nuestras debilidades y fragilidades a nivel social y político, nuestras divisiones, envidias, confrontaciones que podemos vivir, la incapacidad de vernos como un pueblo unido, en fraternidad, reconocernos como hermanos es un gran desafío”, dijo.
Tras el “abrazo de paz” entre autoridades del partido de gobierno y oposición, los asistentes pidieron a la Virgen unidad.
“Le he pedido que nos una a los bolivianos”, sostuvo Reyes Villa. “Que nos mantenga unidos y hermanados”, manifestó Sánchez. “Paz y unidad para nuestro país”, dijo Rodríguez.
Mientras las autoridades se retiraban por la puerta principal tras la misa, una multitud esperaba ansiosa su ingreso.
Con imágenes de la Virgen, velas y flores en manos, en medio de una avalancha y rebasando a los efectivos policiales y la seguridad del templo, lograron su cometido. “La iglesia es del pueblo”, “déjennos ingresar”, “tenemos derecho”, reclamaban los feligreses que rompieron con el distanciamiento y el orden.
La Alcaldía de Quillacollo informó que se reforzaron los controles de bioseguridad para evitar contagios. En tanto, en las redes sociales, los usuarios lamentaron la irresponsabilidad de los devotos y autoridades en medio de un ascenso de casos.