Abrazos, medicina natural
Los abrazos son una manera de conectarnos sin palabras, una vía para comunicar nuestras emociones más profundas y espantar los miedos. Un abrazo puede hacer que todo vuelva a su lugar, sin que se haya movido nada, porque nos da fuerza emocional
Ocurrió hace unos días, cuando una compañera de trabajo en una reunión comercial mencionó lo importante que era para ella en algunos momentos recibir un abrazo y que en más de una oportunidad incluso la ausencia de esa demostración de amistad la hizo sentir muy poco valorada dentro del equipo de trabajo. Ante esta declaración existieron varias posiciones y opiniones, entre las cuales destacó lo “poco madura” que era la compañera.
Sin embargo, ante lo ocurrido yo tomé otra posición y me permitió recordar un artículo publicado en Honduras hace unos años en el que leí los grandes beneficios de los abrazos y que se necesitan diariamente cuatro para sobrevivir, ocho para mantenerse y 12 para crecer.
Decidí darle valor al tema y además del artículo leer un poco más encontrando que existen otros muchos estudios con gran valor académico y científico. Entre ellos destaca las conclusiones de Virginia Satir (psicoterapeuta estadounidense), que explica de forma detallada que las personas desde bebés e incluso al nacer necesitan ese contacto piel con piel para calmar su llanto e incluso disminuir su estrés; durante el crecimiento se pudo confirmar que incluso 10 años después de nacer los niños que reciben esas expresiones mostraban menos estrés, ansiedad, mejor sueño y un mayor control cognitivo.
Si funciona con los niños ¿también tendrá valor entre las personas adultas? Definitivamente mi respuesta es que sí, ya que en más de una oportunidad aplicando abrazoterapia dentro de mis talleres al preguntar a la gente cómo se sintieron, las respuestas siempre apuntaron a que muy bien e incluso con ganas de llegar a sus casas para compartir otro abrazo con sus seres queridos (hijos o parejas).
Los abrazos son una manera de conectarnos sin palabras, una vía para comunicar nuestras emociones más profundas y espantar miedos. Un abrazo puede hacer que todo vuelva a su lugar, sin que se haya movido nada, porque nos da la fuerza emocional que necesitamos para seguir adelante e incluso prevenir el envejecimiento. Ahí radica su poder para aplicarlo como una medicina natural.
Para ser más precisos, un abrazo o una caricia es una explosión hormonal. Entre algunas de las hormonas que actúan con los abrazos tenemos la dopamina (responsable de la motivación y el buen humor), segregamos oxitocina (hormona del apego), la generación de endorfina y regular el nivel de cortisol de la sangre que tiene que ver con nuestro sistema inmunológico.
Después de haber puesto atención al tema, la opinión que tenían sus colegas del comentario de la compañera con el que iniciamos el artículo cambió en 180 grados y la reunión concluyó con la idea de que los abrazos permiten que podamos acariciar el alma y sanar el corazón de las personas.
Coach de vida
Columnas de DANIEL E. GUZMÁN SANCHA