Hábitos
Tuvimos que perder el saludo para saber cuánto lo necesitamos.
Eso es algo normal en los seres humanos que solo nos damos cuenta de lo bueno que tenemos cuando lo perdemos.
Las medidas preventivas para evitar la expansión del coronavirus han comenzado por limitar a lo mínimo posible el contacto persona a persona. Los saludos fueron las primeras víctimas. Para Potosí ha sido una mala noticia por doble partida porque en esta ciudad, que es como un cofre de costumbres españolas, se saludaba con beso doble, primero en la mejilla derecha y luego en la izquierda. Los besitos iban muchas veces acompañados de su largo apretón de manos.
¿Por qué nos impiden saludarnos así? Ustedes lo saben ahora mejor que yo: ese tipo de contactos facilita el contagio de Covid-19, así que es mejor evitarlos.
Dejar de saludarnos con contacto físico es uno de los hábitos que debimos suspender con motivo de la emergencia sanitaria por el coronavirus. ¿Lo retomaremos cuando todo vuelva a la normalidad? Esa es una de las preguntas que podemos hacernos mientras permanecemos en casa y quizás hasta motivar debates domésticos.
Le paso un dato que puede servir para ese fin: los países de Europa y Asia con menor cantidad de casos y fallecimientos por coronavirus, Alemania y Japón, respectivamente, son los que tienen tradición de saludos con menor contacto físico.
Los alemanes se saludan verbalmente, a distancia prudente, y, en los últimos tiempos, solo los jóvenes se habían atrevido a darse abrazos o la mano. Después de esta pandemia, es poco probable que lo vuelvan a hacer. Su cifra de casos confirmados es de casi 30.000 mientras que sus fallecidos no pasan de 120. Esos números pueden parecer elevados en Bolivia pero son bajos comparados con los de otros países de Europa como Italia, Francia y España, donde los saludos van acompañados de besos.
Japón es célebre por los saludos sin contacto físico, a distancia y con una reverencia que es muestra de respeto. Hasta ayer, miércoles 25 de marzo, había contabilizado 1.905 contagios y tenía 53 muertos, cifras mucho menores que sus vecinos continentales.
¿Es que tenemos que cambiar nuestros hábitos para evitar males mayores en el futuro? Tenemos que debatir eso. Lo que sí es seguro es que, hasta que estalló la pandemia, nuestra educación no era la más adecuada y eso es lo que está aflorando ahora, cuando muchos bolivianos siguen saliendo a las calles desafiando al contagio.
También está claro que tenemos que evitar malas costumbres, lamentablemente muy bolivianas, como escupir, tirar basura u orinar en la calle.
Es increíble, pero esta pandemia nos enseñó que ni siquiera sabíamos lavarnos correctamente las manos.
El autor es periodista, premio nacional en historia del periodismo
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA