Protalibanes del Estado
Hace dos días, los talibanes tomaron Kabul y el caos reinó en las calles de Afganistán. Las redes explotaron con videos de personas buscando alguna salida, aferrándose al tren de aterrizaje de un avión, sabiendo, tal vez, que se aferraban a la única esperanza de vida. Ahora, las noticias son más crudas, pues los talibanes empezaron a perseguir, casa por casa, a mujeres activistas con un solo objetivo: matarlas.
Todos estos hechos, como dijo la Premio Nobel de la Paz de 2014, Malala Yousafzai, es "un retroceso de siglos". Mas, en nuestro país —reino de las incoherencias— hay gente que apoya a grupos extremistas. Eso no debería sorprendernos porque hace unas semanas vimos gente llorar por el Gobierno de Cuba y salir a marchar en apoyo a Díaz-Canel. No obstante, muchas de esas personas son funcionarios públicos obligados por grupos que están en las altas esferas del poder. Nada nuevo bajo el sol, hasta aquí.
Sin embargo, preocupación debería causarnos cuando un alto funcionario empieza a elogiar a un grupo terrorista, sabiendo, además, que representa a una de las instituciones más significativas en el plano cultural. Estoy hablando, obviamente, del director de la Fundación Cultural Banco Central de Bolivia (FCBCB): Luis Oporto Ordóñez.
Cabe preguntarse, en consecuencia, lo siguiente: ¿Ésta es la clase de director que necesita una fundación cultural? ¿Dónde está el comunicado o, por lo menos, la renuncia de los consejeros de la FCBCB? ¿Qué opinan al respecto Susana Bejarano y David Aruquipa Pérez que fueron los más visibles en las luchas de las minorías sociales, entre otras causas más nobles?
Sin duda alguna, su silencio es proporcional a los beneficios cuantiosos que ganan en una entidad en la que se empuja el coche de un discurso paraestatal.
El autor es politólogo
Columnas de EYNAR ROSSO