La pandemia parió más corruptos y nuevos ricos
Un fantasma recorre de extremo a extremo, de sur a norte, de oeste a este la República-Estado Plurinacional de Bolivia: el fantasma de la corrupción. Así como decía Carlos Marx que en 1848 el mundo se conmovió porque un fantasma recorría los países de Europa: el fantasma del comunismo. Claro que corrupción y comunismo no son la misma cosa, ni se parecen para nada.
Ese fantasma en Bolivia es real, está vivito y coleando y nos acompaña desde la fundación de la república, o sea, hace 197 años; en todo este tiempo hemos sido testigos -nuestros bisabuelos, abuelos, padres y nosotros- de tantos casos de corrupción y de corruptos que alegremente se llevaron millones y millones de dólares, sin que el brazo de la justicia los hubiera atrapado ni tampoco la vergüenza; nadie ha devuelto el dinero robado de las arcas del Estado.
Son cinco elementos centrales que son comunes en todos los últimos casos de corrupción que se han dado en el Estado Plurinacional de Bolivia. Primero: La impunidad que rodea a los autores intelectuales y materiales, quienes luego de llevarse millones siguen libres y sin sanciones, además que disfrutan ese dinero ajeno.
Segundo: El show mediático que les gusta a la Fiscalía y a la Policía, pues cuando ocurre un hecho despliegan operativos, dan conferencias de prensa, acompañan a los involucrados a la cárcel o se muestran preocupados ante las cámaras de Tv.
Tercero: La corrupción no distingue ni es privilegio de unos cuantos. Están involucrados políticos y autoridades de derecha e izquierda, de los tres niveles de gobierno y de empresas privadas o de cooperativas.
Cuarto: La falta de seguimiento a cargo de un buen periodismo de investigación, ya que se anuncia y se informa sobre los hechos irregulares unos cuantos días, pero hay un riguroso seguimiento hasta dar con los autores, para exigir las drásticas sanciones que correspondan, como la cárcel y la devolución del dinero robado.
Quinto: El Estado es el que pierde y, por lo tanto, el pueblo, porque todo ese dinero ha ido a cuentas personales y alcancías familiares, y no ha desaparecido, por lo que la Contraloría, Fiscalía, el mecanismo de control social o el ministerio correspondiente deberían adoptar los mecanismos adecuados y ágiles para que ese dinero sea restituido lo más pronto posible.
Además, aprovecharon el escenario de miedo y de cierta apatía de la ciudadanía que estaba afrontando una severa pandemia sanitaria, la misma que ha parido a más ricos y nuevos ricos, a costa de un delito como la corrupción. Mientras el pueblo y sus organizaciones de salud, sociales, sindicales, vecinales estaban preocupados y desesperados por el contagio del Covid-19, consiguiendo medicamentos, haciendo filas en los hospitales, asistiendo a sus enfermos, llorando a sus muertos, sus autoridades o representantes estaban ocupados en hacer matufias para llenar sus bolsillos y asegurar su presente y su futuro, pero con recursos económicos que no son de ellos, sino de nosotros, los bolivianos.
Estos casos que han significado hasta el momento de un tremendo daño económico al Estado y quienes somos parte de Bolivia significan más de Bs 500 millones, que han desaparecido como por arte de magia, pero que con una investigación seria y con voluntad política se puede y se debe recuperar; de lo contrario, hay encubrimiento y negligencia.
1.- Caso de los 170 respiradores, con los cuales se robaron Bs 15 millones algunos ministros de Estado del gobierno de Jeanine Áñez.
2.- Caso de las ambulancias fantasmas de Potosí, con un daño económico de Bs 20 millones; el principal sospechoso es el Gobernador de Potosí.
3.- Caso de los 800 ítems fantasmas en el gobierno municipal de Santa Cruz de la Sierra, cuyo impacto económico es de más de Bs 153 millones anuales; la acusada es la ex alcaldesa de Santa Cruz, quien está en la cárcel, pero sus principales colaboradores libres y felices.
4.- Caso coimas o cuotas a los hospitales públicos de Santa Cruz, con aportes ilegales que van desde Bs 30 mil a Bs. 500 mil; está acusado el que fuera Secretario de Salud de la Gobernación.
5.- Caso “cuotitas”, con recursos robados desde COTAS, la cooperativa señalada como patrimonio cruceño, donde robaron a plena luz del día más de Bs 105 millones. Ni un detenido, ni un solo peso devuelto a los socios.
He ahí estos casos que tienen un elemento central: la total impunidad, además de la complicidad de una sociedad que ya todo lo está viendo normal, con instituciones competentes que cumplen sus roles a medias.
El delito cometido es de tal magnitud, que nos debería indignar a todos y todas y los fiscales y jueces no deberían temblar frente a los corruptos y sus protectores.
Columnas de HERNÁN CABRERA