Fiscalía veloz
El feminicidio es un delito peculiar ya que, en la mayoría de los casos, se sabe de antemano quién fue el autor: la pareja de la víctima.
No es cosa de brujería ni de bolas de cristal. El feminicidio está tipificado como el asesinato de una mujer a manos de su pareja así que, si una muere en esas circunstancias, la Fiscalía ya sabe a quién buscar, detener y acusar.
El feminicida también lo sabe así que, una vez que cometió su crimen, lo primero que hace es huir para evadir la justicia.
En estos casos, la velocidad es un elemento clave. El feminicida intentará escapar lo más rápido posible, así que, por lógica, la Fiscalía tendría que proceder rauda y ligera.
Roxana Choque Gutiérrez es la fiscal departamental de Potosí. Por su trabajo en una oenegé de abogados que atienden gratuitamente causas de violencia contra la mujer, desde antes de que se promulgue la Ley 348. Sabe cómo funciona esto y así guía a su equipo de fiscales, pero “las demás instituciones no nos acompañan”, me dice, afligida.
Los feminicidios ocurren, en buen número, los fines de semana, porque generalmente están aparejados del consumo de bebidas alcohólicas. Cuando el sospechoso —esposo, novio, ex, etc…— huye, la Fiscalía intenta ubicarlo mediante los canales que podría utilizar: aeropuertos, terminales de transporte… si huyó en vehículo propio, hay que indagar en los surtidores, revisar cámaras de vigilancia y, como casi siempre necesitará comunicarse, es preciso intervenir sus líneas telefónicas. Todo eso también es lógico, pero hay un problema: las personas que manejan esa información no la proporcionan de inmediato a los fiscales.
Uno de los múltiples lastres de Bolivia es la burocracia, esa maldita costumbre de hacer las cosas previo trámite, así que los fiscales se encuentran con funcionarios que no les dan información a menos que sus superiores lo autoricen. Para eso, hay que presentar una nota. Los fiscales emiten requerimientos, y estos tienen fuerza de ley, pero deben presentarse en horario de oficina porque, si no, se encontrarán con oficinas cerradas y tendrán que volver al día siguiente o el lunes, si es fin de semana. Mientras pasan las horas y llega el día hábil, el feminicida ya ha cruzado la frontera, porque no necesita hacer trámites burocráticos para escaparse.
Entonces, la Ley del Ministerio Público está incompleta. Lo que hace falta es reformarla o bien promulgar una norma expresa que instruya que los dependientes de las instituciones, públicas o privadas, proporcionen información a los fiscales, a simple pedido, sin importar el horario en el que se lo presente.
Esa es una ley en la que deberían trabajar los legisladores en lugar de ofrecer espectáculos bochornosos, peleándose como pandilleros.
Columnas de JUAN JOSÉ TORO MONTOYA