El expansionismo de Trump
Las ambiciones expansionistas declaradas por el presidente de EEUU, Donald Trump, —en más de una ocasión y sobre tres territorios, dos americanos y uno europeo— han provocado comprensibles reacciones de rechazo por parte de líderes de los países en cuestión y de la Unión Europea (UE).
Analistas y académicos europeos son más mesurados al opinar acerca de la intención real de que el próximo inquilino de la Casa Blanca concrete sus propósitos y la primera Ministra italiana —la líder política de un país de la UE más cercana a Trump y a Elon Musk— lo descarta.
“Creo que podemos excluir que EEUU en los próximos años intentará usar la fuerza para anexar territorios que le interesen”, dice la italiana. Pero no se trata sólo de recurrir al poder militar estadounidense, lo que sugiere Trump, sino también de presiones económicas, especialmente en el caso de Canadá, país al que invitó a ser el 51 estado estadounidense.
“Canadá, Groenlandia, Canal de Panamá: ¿delirios de grandeza de un Trump expansionista?”, interroga el titular de un extenso artículo publicado el miércoles por france24 que intenta responder cuán serías son las “provocadoras reivindicaciones territoriales” del líder político republicano.
Para algunos líderes políticos europeos, como el Canciller de Alemania, las intenciones de Trump sobre Groenlandia ignoran el derecho internacional y el principio de la inviolabilidad de fronteras consolidado el Acta Final de Helsinki, de 1975, firmada como resultado de la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa hito máximo de la distensión entre los bloques occidental y soviético.
No sólo es ese instrumento del derecho internacional que sería vulnerado por las ambiciones de Trump. Una intervención para anexar Groenlandia a EEUU desmantelaría el orden geopolítico actual instaurando una especie de anarquía, pues esa isla es parte del Reino de Dinamarca y su territorio también está cubierto por el Tratado del Atlántico Norte, lo que significa que un ataque a Groenlandia obligaría a otros aliados, incluido EEUU a acudir en su defensa.
¿De qué se trata entonces? “Es básicamente el equivalente diplomático de exhibir tus músculos. Pero eso no significa que estas demandas no importen”, dice Corina Lacatus, experta en relaciones internacionales de la Universidad Queen Mary de Londres, señala el artículo de france24.
“Sin embargo, las palabras de Trump tienen un impacto efectivo y pueden tener consecuencias perjudiciales para la solidaridad transatlántica. Cualquier debilitamiento de la OTAN beneficia a Rusia”, afirma Bruno Tertrais, director adjunto de la Fondation pour la Recherche Stratégique en París, en un artículo de opinión publicado ayer en El País, de Madrid.
Ése es quizás el efecto más preocupante de todo este asunto.