Notre Dame: a tres meses del incendio
Aurélie Mayembo
“Sigue existiendo el riesgo de que la bóveda se derrumbe, por eso no se puede circular por la nave, el transepto (nave transversal), el coro, sólo por las naves laterales” de la catedral, explica Jean-Michel Loyer-Hascoët, de la dirección general del patrimonio, en el ministerio de Cultura.
De modo que hacer que el lugar sea seguro sigue siendo una prioridad. Por ello se instalan cimbras para reforzar los arbotantes y se quitan escombros con la ayuda de robots.
Las obras corren a cargo de los equipos que trabajaban en la restauración de la catedral antes del incendio y de expertos de otros oficios. En total “un centenar de personas”.
El proceso durará hasta el otoño (boreal) porque también hay que instalar un entablado debajo y encima de la bóveda y desmontar el andamio de la aguja.
Esta operación es “extremadamente delicada: basta con que caiga un trozo sobre la bóveda para arrastrar consigo otro pedazo de bóveda”, recalca Loyer-Hascoët.
Una vez que se termine con esto el jefe de los arquitectos podrá realizar un diagnóstico, etapa necesaria para lanzar el proceso de restauración.
Multimillonarios, ciudadanos de a pie y empresas prometieron un total de 850 millones de euros (957 millones de dólares) para la reconstrucción. Un arrebato de generosidad que no está exento de polémica debido a que puede conllevar una reducción fiscal.
“Algo más del 10%” de estas promesas de donativos se han “concretado”, según el ministro de Cultura, Franck Riester.