Petofilia: ¿Tienes un perrihijo?
En nuestro medio cada vez más supermercados y tiendas implementan o agrandan su sección para mascotas, donde se oferta desde varios tipos de comida sobre todo para gatos y perros, hasta correas con diseños, vestidos y otro tipo de ropa, por supuesto que también hay juguetes y otros artículos que antes sólo se podían comprar en veterinarias, es que la afición por los animales domésticosva en aumento y con ésta el intento de “humanizarlas”, que puede convertirse en un trastorno.
La llamada petofilia, según los expertos, se da cuando el afectado sólo siente satisfacción cuando tiene contacto con “seres irracionales” y se aísla de su entorno, si limita completamente su forma de vivir o si el individuo, enganchado a este vínculo anómalo, quiere desligarse de él pero se siente incapaz de hacerlo o cuando el excesivo apego a los animales acarrea consecuencias negativas para ellos mismos o para sus seres queridos.
Según la psicóloga clínica y psicoterapeuta complementaria, Cecilia García, desde su observación este trastorno tiene un componente cultural que cabe destacar y que se relaciona con suplir a los hijos por mascotas, ya que una mascota significa menos responsabilidad y más libertad para viajar o hacer otras actividades. La psicóloga indica que en países como Francia incluso hay hoteles que tienen ofertas especiales para estas “mascotas-hijos”. García dice que a estos animales se les priva de un normal desarrollo, al mismo tiempo que se distorsiona el concepto de familia y paternidad.
“También he observado que muchos desplazaban sus inseguridades hacia los animales, si ellos no se veían bien, sus mascotas lo harán, comprando así atuendos para diferentes eventos, comida saludable y algunos de ellos van hasta a terapia cuando los dueños consideran que sus mascotas sufren un cambio de comportamiento, estrés o depresión. Está demostrado que los animales que reemplazan algo en la vida de sus dueños, generalmente sufren de mucho estrés, transmitido por el exceso de atención y cuidado, que realmente no necesitan. Este cuidado excesivo necesita ser un momento de reflexión para ver qué se evade o qué busca llenarse a través del apego a tu mascota”, dice García.
¿ES MALTRATO?
Según declaraciones del especialista en perros César Millán, si bien los dueños de los perros los humanizan en algún grado porque los quieren mucho, eso no significa que sea un buen trato. Por el contrario, humanizar a los animales hace que pierdan su identidad, que se sientan frustrados, ansiosos e inseguros.
“No se está teniendo en cuenta las necesidades del animal. El ser humano se ha enfocado en ser profesional y no en tener familia. Por eso, quieren llenar ese vacío con los animales. Pero los animales se sienten incompletos porque no son seres humanos y tienen otras necesidades físicas y psicológicas”, aseguró Millán en una entrevista con la revista mexicana Contenido.
PROYECCIONES
“He escuchado comentarios hacia mascotas como: prefiero estar con mis perros que con personas; por lo menos ellos no me mienten o sólo mi perro me quiere, sólo le importo a mi perro. Aquí observamos una desvalorización del sujeto, donde al no poder conectarse con otros o tener experiencias doloras, prefieren volcar su atención a su mascota, ya que en muchos casos les permite tener una sensación de control y seguridad que creen perdido”, explica García. Hace énfasis en que no se puede generalizar, ya que cada caso es diferente y es necesario observar los síntomas que desencadena el trastorno para poder sanar el problema de raíz y regularla relación humano-mascota.
La petofilia es un trastorno que busca suplir una ausencia proyectando necesidades humanas a las de una mascota. “Puede estar acompañada de una ausencia de habilidades sociales para interactuar con otros y es mejor hacerlo con una mascota, porque implica menos riego, como ser rechazado, escuchar comentarios hirientes sobre tu persona o ser abandonado. Por eso, también es que se ha empezado a implementar terapia con animales para ayudar al sujeto a manejar diagnósticos depresivos o de ansiedad a través del lazo con sus mascotas donde se da un inicio de interacciones positivas donde se busca eventualmente implementarlas con otras personas o la sociedad”, dice la psicóloga.
¿CUÁL ES EL LÍMITE?
Lo que se evalúa a la hora de distinguir una relación insana no son las conductas concretas. Gastar mucho dinero, tratarlos como humanos o colmarlos de caprichos no deben considerarse síntomas preocupantes en sí.
Se puede considerar un caso de petofilia si el afectado sólo siente satisfacción cuando tiene contacto con animales y se aísla de su entorno, si limita completamente su forma de vivir o si el individuo enganchado a este vínculo anómalo quiere desligarse de él, pero se siente incapaz de hacerlo.
Tratar a una mascota como si fuera una persona o un miembro humano de la familia puede llegar a rozar la paranoia. Por supuesto que no es malo ni patológico querer a un animal, cuidarlo y mimarlo, pero convertirlos en personas, vestirlos como muñecas, ponerles joyas o llevarlos al spa, puede ser exagerado, según información de Muy Interesante.