Perder la vida
No sé si te has percatado de que parece que los días se pasan como agua entre los dedos. Un año está hecho de meses, doce para ser precisos. Dentro de ello, el factor más importante que poseemos es el tiempo, tal vez por esta razón quedamos hipnotizados pensando en qué momento se pasó enero, febrero, marzo y así todos los que nos han precedido… medio año, como si nada; ¿pero cuán productivo ha sido hasta ahora? Déjame decirte que un año improductivo está secuestrado por la pereza, por la desidia, la holgazanería y todo aquello que hace que no hayamos hecho casi nada y, lo que es peor, que no estemos ni siquiera en la cuarta parte de lo que nos habíamos propuesto al comenzar este año.
No sirve de nada lamentarse; de hecho, tienes sólo dos opciones: ponerte en modo víctima o en modo guerrero. Decide por la segunda opción y, en este caso, podré darte una receta que para mí funciona: el primer paso es que escojas un desafío, considerando que un desafío no es algo que nos guste hacer, es más bien algo que representa una dificultad, los años son improductivos por que los llenamos de cosas fáciles que hacemos sin esfuerzo algunos, por ejemplo, ver TV, buscar series, perdernos horas de horas en las redes sociales, etc.
Puedes escoger, por ejemplo: leer un libro, comer mejor, hacer ejercicios, puedes también elegir dejar de ser negativo, dejar de criticar, dejar de investigar la vida de las personas, etc.
El segundo paso es “cortar de raíz”, eso significa tomar decisiones drásticas para tener ese tiempo necesario y poder cumplir nuestro objetivo, uso el término “cortar” porque eso es lo que debemos hacer. Si, por ejemplo, quiero empezar una dieta, tendré que dejar de comprar alimentos improductivos; si quiero dejar las redes sociales, tendré que cortar el internet, al menos por unas horas; si quiero leer un libro, debo ir a un lugar apacible que me inspire a leer el libro y comenzar a hacerlo. Todo esto nos conectará con el tercer paso, que es pedir ayuda, llamar a alguien a quien respetas, que sabes que te ayudará, alguien que tiene disciplina y te ayudará con tu objetivo sin poner excusas. No te imaginas la cantidad de personas que encontrarás que pueden ayudarte a vencer la improductividad. La tendencia de nuestro cerebro es buscar siempre personas improductivas, al menos más que nosotros para sentirnos bien, pero cuando encontramos a alguien verdaderamente productivo, por lo general no nos cae bien o lo rechazamos. Esas personas nos desafían a progresar y debemos contagiarnos de ellas.
En cuarto lugar está el compensarte, elogiarte, felicitarte, pero hazlo de verdad, porque es mejor celebrar un mes productivo que un cumpleaños en el que te das cuenta que el año pasó sin alcanzar tus metas. Así que marca el día final del mes para celebrar lo que conseguiste, porque vas a superar la meta. No seas modesto con tu merecimiento, debemos aprender a celebrar nuestros merecimientos para que el cerebro asocie la alegría y diga “vamos por otro mes”.
Así que, por favor, intenta rescatar un mes de los seis que te quedan, porque si puedes rescatar un mes, puedes hacerlo con el siguiente y así sucesivamente. Podrás salvar este año, no todos los años son productivos, no todos los meses serán productivos, habrá alguno que no tanto.
Lo importante es generar conciencia de que hay miles de cosas por hacer y que el día puede ser hoy, tengo que comenzar por algo, algo que para mí valga la pena y que hasta ahora no lo he podido conseguir porque la rutina del día a día me ha estado venciendo.
Desafíate, hazlo hoy, ¡escríbelo! Y comienza de una vez, antes de que la vida te venza y la pierdas sin haberlo logrado.