Entrega vs extradición, expulsión, deportación
En un anterior artículo, al referirnos a los numerosos casos que se presentan en el acontecer mundial en que ciudadanos de un estado (X) o residentes en éste, son perseguidos por la justicia de otro estado (Y), por delitos cometidos en este último, decíamos que los diferentes gobiernos de Bolivia (en condición de estado requerido) han actuado mayoritariamente con muy escaso respeto por las normas internacionales.
Veamos ahora algunos de los casos más notables que ilustran al respecto:
a) Klaus Barbie.- (Residente en Bolivia como Klaus Altman). Tan pronto como Francia tuvo certeza de su presencia en nuestro país, planteó la extradición de este personaje acusado de cometer graves crímenes contra la humanidad durante la ocupación de su territorio por tropas de Hitler. Esta demanda fue elevada ante la Corte Suprema de Justicia, que la rechazó con el argumento de inexistencia de Tratado de Extradición entre Francia y Bolivia. Semanas más tarde, en circunstancias no oficialmente aclaradas, se consiguió sacar al alemán del penal de San Pedro –donde se hallaba recluido por denuncia de malos manejos en la Dirección General de Intereses Marítimos– e introducirlo en un avión del Ejército de Bolivia que transportó al detenido y custodios hasta alguna posesión francesa en Sudamérica, donde Altman-Barbie fue entregado a policías de esa nacionalidad.
b) Luis Arce Gómez.- El muy justificadamente temido Ministro del Interior del gobierno de Luis García Meza, se hallaba en la clandestinidad desde l982. Durante una parrillada efectuada en Santa Cruz fue descubierto y capturado por policías que seguían su rastro desde tiempo atrás. El exministro fue entregado, sin la menor formalidad, por el gobierno de Jaime Paz Zamora a Estados Unidos, que lo reclamaba por tráfico de cocaína.
c) Martín Belaunde Lossio.- Ciudadano peruano que desempeñó altas funciones en el Gobierno de Ollanta Humala, acusado de numerosas irregularidades y perseguido por la justicia peruana. Belaunde buscó refugio en Bolivia, donde solicitó asilo. Perú pidió la extradición sin acompañar los documentos que fundamenten la solicitud, ante lo cual Bolivia aseguró la presencia de Belaunde en territorio boliviano mediante detención domiciliaria y vigilancia policial, mientras Perú reunía los papeles requeridos para plantear debidamente la extradición. A efecto de evitar lo que se perfilaba claramente como una aceptación del pedido peruano, Belaunde burlando la vigilancia policial logró llegar a la población beniana de Magdalena, donde fue capturado por la policía que lo trasladó nuevamente a La Paz. Este fallido intento de fuga fue considerado por el gobierno de Morales como prueba suficiente de culpabilidad y por tanto decidió la entrega del peruano. El gobierno boliviano quiso rodear de la mayor solemnidad y publicidad al acto de entrega personal de Belaunde en la población de Desaguadero, donde el día y hora señalado se presentó acompañado de algunos ministros, seguro de encontrar al mandatario peruano al otro lado de la frontera para recibir personalmente al fugitivo. Con gran sorpresa y disgusto para Evo, allá estaban solamente unos cuantos gendarmes peruanos que explicaron que su Presidente no participaba jamás en actos de simple policía.
Los casos señalados ratifican la marcada predilección de los gobiernos por la entrega maquillada como extradición, expulsión o deportación, en lugar de molestarse en proceder de acuerdo a la norma. Esto es desmoralizador para aquellos ingenuos (el calificativo apropiado es bastante más severo) que todavía confiamos que algún día se restablezca el ordenamiento legal.
El autor es abogado.
Columnas de LUIS DE LA REZA S.