El liberalismo de Oyola-Cuéllar
El filósofo y jurisconsulto Mamerto Oyola-Cuéllar, nacido en Santa Cruz de la Sierra un 11 de mayo de 1838, fue vocal de la Corte Superior de Distrito, juez, senador, prefecto y diputado cuya obra magna fue: “La Razón Universal” escrita en 1886 y publicada en Barcelona en 1898. Guillermo Francovich califica al cruceño como el mejor exponente del pensamiento boliviano del siglo XX, y su estudio, el más serio y enjundioso jamás escrito por boliviano alguno, según Marcelino Pérez Fernández.
Teniendo tan magnífico expediente, ¿por qué Oyola-Cuéllar no es estudiado en las aulas de filosofía o es citado por pensadores bolivianos, siquiera cruceños?, semejante interrogante es difícil de responder, pero me animo a elucubrar algunas explicaciones. Creo que a la luz de su obra prima, Oyola-Cuéllar es incómodo para los traficantes de ideas de segunda mano, porque este filósofo era liberal, conservador, cristiano, metafísico y racionalista, todo lo que el pensamiento débil desprecia.
El filósofo posmoderno abandona el libro en el prólogo, cuando se entera que la razón universal pertenece a la región abstracta y es un problema fundamental de la ciencia, cuyo carácter es tener por base ideas absolutas, leyes eternas y universales, si se suprime ese carácter universal y absoluto, desaparecen Dios, el alma, la moral universal, las ideas del deber, justicia, libertad y derecho. Por el contrario, el posmoderno es relativista, nihilista e irracionalista.
La teoría de la razón universal (edición de la Imprenta de Salvat e Hijo y la Cooperativa Rural de Electrificación–CRE Ltda., 2003, tomada del original de la biblioteca de Manfredo Kempff, por gentileza de Justita Suarez vda. de Kempff), reconoce la tradición intelectual de filósofos mayores como Platón, San Agustín, San
Anselmo de Canterbury, Santo Tomás de Aquino, Bossuet, Fenelon, Descartes, Leibniz, Cousin, Voltaire, Kant, etc., quienes proclamaron la independencia y soberanía de la razón, luz pura que nos revela la verdad, bien y belleza absoluta, verdad que al mismo tiempo demuestra “la existencia del ser absoluto, infinito, Dios” (página 253), para nuestro autor: “La razón universal es lo absoluto, la idea de las ideas, Dios” (p. 351).
Mamerto Oyola-Cuéllar sin haber leído la teoría marxista se anticipa a las consecuencias del materialismo colectivista: “Los sistemas socialistas se proponen cambiar no sólo las leyes políticas, sino las bases fundamentales de la misma sociedad. Pero las leyes naturales, la libertad, la propiedad y la familia, no pueden desaparecer sino con el hombre: el socialismo, y las diversas sectas que la componen, pretenden formar una sociedad sobre las ruinas de los Estados existentes. El comunismo ataca el derecho de propiedad; los otros, á la familia y al individuo, quitándole la conciencia de sí mismo… En la nueva sociedad se suprime la familia, la propiedad y al individuo, todo a favor del Estado” (p. 200, 201)
Se denominaba liberal racional, pensamiento que se funda “sobre bases permanentes, reconoce y proclama un orden superior a los poderes humanos; ese liberalismo satisface los progresos sociales, porque admite la sana doctrina de la razón; empero, esos principios universales no los relaciona a la verdad suprema reduciéndolas a necesidades psicológicas del espíritu. El liberalismo racional y a la vez ontológico que admite, con certidumbre la realidad del ser infinito y absoluto como origen de los principios eternos, es el que ha tomado arraigo en mi conciencia; tal es la doctrina liberal que profeso”, nos dirá.
El racionalismo, hoy en día, ha evolucionado hacia el racionalismo crítico, posición que no sólo toma el análisis, sino también la experiencia falseable como fuente de conocimiento.
El autor es representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa (ILCE)
Columnas de LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR