Bosque + museo + centro de convenciones
El Museo de Historia Natural Alcide d'Orbigny tiene, por ahora, concurrencia mínima y su infraestructura está visiblemente deteriorada y necesita una profunda reparación. Está emplazado en uno de los pocos espacios verdes y corredores biológicos que sobreviven en la zona norte de Cochabamba, otrora ciudad jardín.
Sería un error construir en ese predio un centro de convenciones de la dimensión, capacidad y características arquitectónicas que propone la Alcaldía, más aún sin presentar los estudios técnicos obligatorios ni la evaluación de impacto ambiental.
Pero en lugar de estancarnos en una discusión apasionada y contaminada de política, creo que es posible reconducir este proyecto y diseñar un equipamiento mixto, construido dentro de un bosque urbano que ocupe la mayor parte del predio, donde el Museo coexista con un centro de convenciones y se beneficie de sus asistentes.
Un equipamiento público, a diferencia de uno privado, no debe sólo apuntar a erigir una edificación imponente con una fachada vistosa. Debe, más bien, concebirse como parte de una idea integral dentro una planificación urbana. Hay varios ejemplos de este tipo de proyectos en países vecinos donde, respondiendo a los retos y urgencias que atraviesa la humanidad, se intervienen los predios públicos con una simple premisa: destinar una gran parte de la superficie a los espacios verdes y una mínima porción a las construcciones (con arquitectura verdaderamente sostenible, que no tiene nada que ver con jardines verticales, muy insostenibles en la práctica). Y, como parte del conjunto, se proyectan: paradas de transporte público, parqueo para bicicletas, calles peatonales y espacios de esparcimiento y recreación que atraen a la población y generan movimiento económico.
El volumen y las características programáticas del centro de convenciones que actualmente propone la Alcaldía va en sentido contrario a esta tendencia mundial: atenta contra el espacio verde y el corredor biológico, aumenta las cargas en una infraestructura básica (agua y alcantarillado) que ya está al borde del colapso, genera aún mayor congestión vehicular y, según el largo historial de descuido y mal mantenimiento de los equipamientos públicos por parte de las distintas administraciones, corre el riesgo de deteriorarse en poco tiempo. Es una idea caduca, cuya verdadera finalidad era albergar la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Grupo de Río, en Cochabamba, en 1996. Casi 30 años después, ¿por qué no reformularla y adecuarla al contexto actual?
Después de todo lo descrito, mi propuesta es la siguiente:
a) Anular el concurso realizado y no construir el proyecto ganador (no sería la primera vez que suceda esto).
b) Convocar a un nuevo concurso, con la premisa de destinar el 90% (más de 8.000 metros cuadrados) de la superficie del predio a un espacio verde, que albergue un bosque, paseos peatonales y espacios abiertos dedicados al esparcimiento.
c) En el 10% restante (más de 1.000 metros cuadrados), proyectar un equipamiento mixto, destinado al Nuevo Museo de Historia Natural Alcide d'Orbigny, y a un centro de convenciones, diseñado con una amplia versatilidad, que le permita albergar actividades culturales (presentaciones de libros, proyecciones de películas, conciertos, conferencias, etc.)
d) Con el fin de que la edificación se inserte al bosque con delicadeza, buscar que gran parte de los espacios sean abiertos, sin muros, salvo en ambientes donde éstos sean imprescindibles.
e) No contemplar, bajo ninguna circunstancia, una superficie de parqueo vehicular para los asistentes, pero sí una amplia y segura parada de transporte público.
Las autoridades y los ciudadanos debemos reformular cuanto antes nuestra idea de “progreso”, dejar de despreciar los espacios culturales y ponernos de una vez en sintonía con el desarrollo sostenible.
El autor es arquitecto en el Atelier Puro Humo
Columnas de DENNIS LEMA ANDRADE