El humo que enferma y el aire limpio
El humo de los incendios forestales en Bolivia demostró que, aunque se esté a kilómetros del fuego; igual, las consecuencias se sienten porque este enemigo silencioso no conoce de fronteras y afecta sin distinción.
Las partículas PM 2,5, las más diminutas y más finas que un cabello, pueden pasar el torrente sanguíneo. Se estima que esta contaminación causa unos siete millones de muertes prematuras cada año en todo el mundo.
En Bolivia, los datos sobre el impacto en la salud son incipientes. En el departamento, se tiene un estudio reciente del Hospital Cochabamba de 2023, que monitoreó la incidencia de las consultas asociadas con la contaminación atmosférica.
Entre las dolencias más comunes se tienen las afecciones respiratorias y las neumonías bacterianas, faringitis agua y bronquitis.
¿Qué hacer ante esta amenaza? Hay países que tienen políticas para tratar de tener un aire limpio con un control de las fuentes de contaminación tradicionales como el parque automotor y las industrias. También, de los incendios que arrasan cada año con la vida en el planeta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió nuevas directrices para mantener el aire limpio. En Europa se plantea considerarlo un derecho humano.
La bruma tóxica que cubrió gran parte de las ciudades de Bolivia por los incendios en la Amazonía obligó a suspender clases en el oriente y evacuar familias.
De ahí que sea urgente trabajar en cuidar el aire limpio y encarar esta amenaza de una forma diferente: evitando las quemas y no sólo apagando el fuego.
Columnas de KATIUSKA VÁSQUEZ