La tercera y la cuarta edad
Es una lástima que cuando un día más termina, la muerte se sienta más cerca. La vejez se convierte en una compañera constante cuando la riqueza y la fortuna ya no te sirven. Reflexioné sobre mis años y me di cuenta de que tengo menos tiempo del que creía para vivir. Seguramente tú también, porque nadie es eterno. Como dijo alguien, "A un niño que le regalaron varias golosinas, las primeras las comió con agrado, pero cuando vio que quedaban pocas, empezó a saborearlas más”.
Ya no quiero asistir a reuniones donde se inflan egos. Ya no tolero a las personas que se te acercan solo por interés, sin el deseo de ser verdaderos amigos. Se acabó mi tiempo para asistir a reuniones largas donde se discute sin llegar a nada.
Quiero la esencia, ya que mi tiempo tiene prisa. Quiero vivir el resto de mi vida al lado de mi familia y amigos verdaderos. No con gente que se jacte de su fortuna o posición, sino con quienes saben reír y disfrutar la vida. Gente que no huye de sus responsabilidades y que las enfrenta con integridad. Que entienden que la caridad es un acto del corazón, no del bolsillo.
El verdadero amor es como el nacimiento: ocurre solo una vez. Por eso cuando me preguntan porque no he vuelto a casarme, es porque sería difícil encontrar a una persona como mi exesposa que falleció hace 25 años. Estoy mejor solo porque ahora las personas te aman por lo que tienes, no por lo que eres. Aprendí que amar es darse sin medida a quien uno ama.
Quiero estar cerca de la gente que ha salido adelante a pesar de los duros golpes de la vida. Mi meta es llegar al final de mi camino satisfecho y en paz. No hice daño a nadie y mi conciencia está tranquila. Ese será mi legado para mi familia y amigos verdaderos.
Tuve una vida hermosa, con hijos formados, nietos exitosos y bisnietos brillantes. ¿Qué más puedo pedir? Viajé por casi todo el mundo, muchas veces invitado o por cuenta de las empresas en las que trabajé. Recibí varias distinciones internacionales y ocupé puestos altos en empresas aeronáuticas. Llegué a ser funcionario de la OACI, contratado para la DGAC; fui funcionario de Boeing, la empresa más grande del mundo en fabricación de aeronaves. Fui director de todas las empresas aéreas privadas de Bolivia y de dos extranjeras. Tuve el gusto de ser uno de los pocos ciudadanos no estadounidenses en prestar dinero a ese país, aunque fuera una pequeña cantidad.
La cuarta edad, colegas, es cuando te has ido y recién se acuerdan de ti. Te llevan flores a la tumba cuando en vida quizás nunca te las dieron.
Tú que has leído esta nota, ¿no te preguntas cuántos años te quedan? Medita y piensa si tu paso por la vida tuvo una razón. No olvides que los cumplidos se pierden y solo queda el resto. No te adelantes, vive al paso del reloj.
El autor es asesor aeronáutico
Columnas de Constantino Klaric