Migración criminalizada
La nueva administración del presidente de EEUU, Donald Trump, ha dejado en claro que la lucha contra la inmigración ilegal será una prioridad de su Gobierno. Por ello, lo que comenzó con acciones como las redadas para deportar a los latinos, europeos, asiáticos y otros que estaban de manera irregular se ha intensificado.
Las detenciones y expulsiones de inmigrantes tuvieron su punto más álgido cuando EEUU deportó 201 colombianos en enero pasado en condiciones humillantes y esposados lo que provocó un impasse entre Trump y Petro. Ese tipo de intervenciones continuaron y se estima que más de dos mil migrantes han sido deportados en poco menos de dos meses.
Otro de los hitos de las deportaciones en este gobierno de Trump fue el envío de migrantes a la base naval de Guantámo, Cuba, lo que provocó un rechazo notorio porque el lugar no cumple con las condiciones mínimas de detención.
Las expulsiones de los integrantes de organizaciones criminales, como el Tren de Aragua y las maras, se han realizado invocando la Ley de Enemigos de EEUU, que sólo se usó en tiempos de guerra.
Con esta normativa fueron deportados 300 venezolanos a El Salvador, donde estarán en una cárcel para detenidos por terrorismo por al menos un año sin que se hayan cumplido las garantías legales para su detención.
La expulsión mereció reacciones de la justicia en EEUU que observó el incumplimiento del debido proceso. Venezuela también alzó su voz de protesta.
El presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Jorge Rodríguez, calificó la expulsión como un “secuestro” y anunció que aplicarán la Ley de Bolívar para acudir a instancias internacionales, según una publicación de Los Tiempos.
Además, EEUU volvió a implementar las “cárceles para las familias”, para llevar a los centros a los detenidos cuando intentan ingresar a EEUU a través de México o Canadá. La justificación de esta medida es que los migrantes tienen la opción de autodeportarse en vez de irse a los recintos de detención.
Los activistas cuestionan que las nuevas acciones para expulsar migrantes son “inhumanas” y, además, “innecesarias”.
“La detención familiar, como todas las de inmigrantes, es inhumana, injusta e innecesaria”, mencionó en un comunicado Setareh Ghandehari, de Detention Watch Network, una organización que vela por la suspensión de la detención de inmigrantes.
Las medidas que EEUU aplica para combatir la inmigración en su país, con todo su derecho y autonomía, muchas veces desbordan los límites del respeto a la dignidad humana. Ya aún estamos lejos de que se terminen las tensiones y cuestionamientos a la forma en la que se intenta resolver un tema que concierne a personas que dejan su tierra con la expectativa de mejores condiciones de vida y trabajo.