La lluvia y la frustración se apoderan otra vez de Roland Garros
PARÍS |
La abundante lluvia que cayó en París hoy volvió a condicionar Roland Garros, donde únicamente pudieron finalizar dos de los 12 partidos previstos en los cuadros masculinos y femeninos, con Novak Djokovic invocando al buen tiempo desde la Philippe Chatrier durante su encuentro contra Roberto Bautista.
A pesar de que había encarrilado su partido ante el español (N.14), 3-6, 6-4 y 4-1 en el momento de la segunda y definitiva interrupción a las las 18:54 locales (16:54 GMT), el serbio se dirigió varias veces al cielo con las manos e imploró por el buen tiempo, precisa imagen de un torneo trastocado por la inactividad en los dos últimos dos días.
En dos días tan sólo se han podido terminar dos partidos, precisamente los que se retomaron cuando la lluvia ya trastocó el final de la jornada del domingo.
La polaca Agnieszka Radwanska (N.2) y la rumana Simona Halep (N.6), que mandaban con comodidad el domingo, 6-2 y 3-0 la primera, 5-3 la segunda, fueron remontadas y se mostraron muy enfadadas por tener que jugar bajo la lluvia.
"Estoy sorprendida y enfadada por haber tenido que jugar bajo la lluvia. Esto no es un torneo de 10.000 dólares, es un Grand Slam ¿Cómo nos pueden hacer jugar bajo la lluvia? No quiero jugar en estas condiciones", explicó en rueda de prensa Radwanska, tras caer frente a la búlgara Tsvetana Pironkova, 102ª mundial, tras encajar 10 juegos consecutivos desde la reanudación, 2-6, 6-3 y 6-3.
"No estoy contenta, la pista no estaba bien, las bolas llegaban cargadas de agua. Es muy difícil jugar en estas condiciones. He tenido dolores en la espalda y en el tendón de aquiles, no me sentía segura en la pista", añadió Halep, finalista de la edición 2014, batida 7-6 (7/0) y 6-3, por la australiana Samantha Stosur (24ª WTA).
Al mismo tiempo, en una estampa inusual, bajo una fina lluvia y con la central semivacía, Bautista se apuntó el primer set en 36 minutos con tres roturas del saque a Djokovic, todo una anomalía en un jugador de la fiabilidad del serbio, incómodo con el extraño escenario.
Pero Djokovic no perdió el humor y nada más saltar a la pista para recomenzar el partido le pidió el paraguas a una señora para pasearse y alegrar el rato a los valientes que se asomaban a las gradas. Luego mejoró su tenis y dejó su partido enderezado cuando se decretó la segunda anulación, tras 2 horas y 1 minuto de juego.