70% defiende la naturaleza sobre el interés económico
Los cochabambinos somos ambientalistas y defendemos la naturaleza, discursivamente hablando, pero cuando se trata de proyectos concretos u obras que reporten una reversión económica, las posiciones cambian. El 70 por ciento de los encuestados responde que es más importante la preservación ambiental por encima del interés económico. Sin embargo, el 40 por ciento cree que la polémica carretera por el Tipnis debe abrirse; el 38 por ciento apoya la explotación minera e hidrocarburífera, así sea en áreas protegidas, y un 20 por ciento (porcentaje no despreciable) considera que los parques nacionales traban el desarrollo económico del país.
Estas últimas respuestas contradicen el discurso ambientalista, pues, al principio, cuando se da a elegir a los cochabambinos sobre la preservación del medio ambiente o el desarrollo económico, sólo 24 por ciento se pronuncia por esta última alternativa. Además, un contundente 85 por ciento indica que sólo deben construirse obras que no afecten el medio ambiente, contra un 9 por ciento que prioriza el aspecto económico sobre el ambiental.
Otro dato: más del 90 por ciento de los encuestados responden que la Madre Tierra tiene los mismos derechos que las personas, y finalmente el 56 por ciento de los consultados consideran que la principal riqueza del país es su naturaleza y el medioambiente, por encima del 26 por ciento, que responde la minería y los hidrocarburos. Hasta aquí, hay una línea marcadamente ambientalista
La imagen se desdibuja con casos concretos, tal el caso de la carretera por el Tipnis, para enlazar los departamentos de Cochabamba y Beni. El 38 por ciento está “de acuerdo” y el 2 por ciento “muy de acuerdo” con su construcción. Y si bien hay un 50 por ciento que se opone a esta obra por su costo ambiental, llama la atención que el 40 por ciento la apoye, pese al discurso inicial de preservación de la naturaleza. También hay un 7 por ciento restante que se declara neutral.
Algo parecido ocurre ante la posibilidad de hallarse recursos mineros o hidrocarburíferos en áreas protegidas. El 36 por ciento cree que deberían explotarse sin importar el lugar contra 38 por ciento que cree que no.
Y si bien el 53 por ciento de los encuestados expresa su desacuerdo en que los parques nacionales son un estorbo al desarrollo económico del país, también surge un nada despreciable 20 por ciento que sí está de acuerdo con esa visión.
Eso sí, el 61 por ciento está “de acuerdo” y el 25 por ciento “muy de acuerdo” en que primero debería consultarse a las comunidades indígenas afectadas, sea por una carretera o una explotación petrolera. Un exiguo 9 por ciento se opone a la consulta.
Si bien 53% descarta que los parques sean un estorbo para la economía, hay un 20% que sí lo cree así
El 86% considera que debería consultarse con las comunidades indígenas afectadas por una “megaobra”
ANÁLISIS
Yumy Velásquez. Ciudadanía.
Conciencia ambiental
Hasta 2016, la base energética de Bolivia ha sido geotérmica para la extracción de gas natural; por eso, la Agenda 2025 propone lograr una matriz energética renovable en 60 por ciento. Esto conlleva megaproyectos que implican impactos irreparables. La implementación de megarrepresas hidroeléctricas, exploración para prácticas como el fracking e implementación de la planta nuclear son sólo algunas ambiciones con diferentes impactos que son irreversibles para el medioambiente y no en todos los casos es energía renovable. Es necesario que analicemos a quiénes benefician estos proyectos, pero sobre todo a quiénes afecta, en qué medida, y en qué tiempo es reversible.
Algunos proyectos desarrollados en áreas protegidas y territorios indígenas dejan bajo riesgo pérdidas ambientales invaluables, vulneran derechos de los que no tienen voz, además, las ejecutan empresas extranjeras que transgreden nuestras normas y forma de convivir con la naturaleza. En la actualidad, las personas reconocen que el ser humano es parte de la naturaleza y no dueño de ella, a razón de que 60,9 por ciento está de acuerdo y el 29,3 por ciento muy de acuerdo, con que “la madre tierra tiene derechos que son tan importantes como los de las personas”.
La gente está más atenta a problemáticas de áreas protegidas. Cuando se consulta si “la construcción de la carretera por el Tipnis debe hacerse”, sólo el 38 por ciento está de acuerdo. Además, el 85,5 por ciento opina que “sólo deben construirse grandes obras de desarrollo que no afecten mucho el medio ambiente”. A esto hay que añadir que la gente está consciente de que estos proyectos deben hacerse no sólo con criterio técnico. El 61,5 por ciento está de acuerdo y el 25,9 por ciento muy de acuerdo con que “las autoridades deben consultar a las comunidades indígenas antes de construir carreteras o industrias en sus territorios”.
Esta percepción invita a organizarse de manera propositiva para evaluar realmente si estos proyectos responden a necesidades de todas las personas, además, organizarse para proponer soluciones alternativas.